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110 P. CALASANZ El ateo hace referencia expresa a las palabras de Cristo para probar una tesis que complica decisivamente su vida. El ateo hace un elogio de Cristo que no desdiría en la pluma de un apologista cristiano: «—Aquel hombre estaba por encima de toda la tierra...». *— Todo el planeta con todo lo que contiene sin ese hom bre..., sería una locura». *— Ni hubo, ni antes ni después, ninguno que se le parecie se, ni nunca lo habrá...»26. KAPITON MAKSIMOVICH Es la hora del té en la tertulia de sobremesa. La dueña de la casa está atenta a la conversación, que se centra en lo que han dado en llamar «el prejuicio de la familia». El estudiante se dispara enton ces a iluminar su teoría partiendo del -prejuicio de Dios». Dios, viene a decir el estudiante autosuficiente, se deriva de un prejuicio como es el relámpago y el trueno. Ante los fenómenos cósmicos, ante las fuerzas naturales ocultas el hombre experimenta una sensación de congoja, impotencia e inseguridad. Y acaba «divi nizando» a estos poderes que lo aterran: «Es harto sabido que la humanidad primitiva, asustada ante el relámpago y el trueno, deificó al enemigo invisible, sintiéndose ante él débil»27. El «mayor» ha dicho, como se desprende del diálogo, que él no cree en Dios. En su opinión, si Dios ofrece una recompensa por amor, es un Dios inmoral. No obstante, Maksimovich no intenta negar a Dios sin más. No es lo que se dice un ateo, puesto que desde joven ha vivido preocupado por Dios. En medio de las diversiones conservaba pura el alma y le pedía a Dios que le infundiese fe. 26 Ibid. 27 Ibid., p. ni, cap. VI.
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