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98 P. CALASANZ El simple hecho de la diversidad de opiniones y de opciones respecto a Dios señala una coincidencia fundamental en torno a su existencia. Dostoyevski proclama con intenso gozo que el pueblo ruso «vive preocupado por las cuestiones eternas». En una reunión profana de amigos dice el escéptico Iván, el atormentado escéptico: «No nos hemos reunido aquí para hablar de temas frívolos como el amor a Katerina Ivánova, ni del viejo Dimitrii, ni de la fatal situación de Rusia ni de Napoleón. Nos hemos reunido aquí para tratar de las cuestiones eternas»13. ¡Sorprendente! Las cuestiones eternas son el plato fuerte de con­ versaciones cuyos protagonistas no son nada sospechosos en mate­ ria religiosa. Y cuando la charla baja al terreno de la vida práctica con los socorridos temas del cotilleo, del comentario entre vecinos, del repaso malintencionado de vidas ajenas, salta Iván, escéptico y casi ateo, recordando que lo importante son «las cuestiones eternas». Es como una obsesión. Los tipos más diversos sienten en carne viva la inquietud por los problemas religiosos últimos. Los jóvenes que se reúnen en una tabernucha de barrio, sin conocerse, se solida­ rizan con el problema de Dios: ¿hay Dios?, ¿hay inmortalidad?, ¿hay vida futura? El joven y puro Alíoscha Karamazov asiente a las pala­ bras de su hermano Iván: los jóvenes se preocupan intensamente por las cuestiones eternas —primordiales y principales— y «así debe ser». Es un movimiento masivo, impetuoso e irreversible del pue­ blo. Para desentenderse del problema hay que desenraizarse del pueblo. Es lo que han hecho los «snobistas» extranjerizantes, desertores y difamadores del pueblo, que pierden el tiempo con teorías seudointelectuales. Es lo que pretenden los «viejos», que han sido arrastrados a las cuestiones «prácticas» Dostoyevski des­ precia a los seudointelectuales y a los viejos decrépitos por moti­ vos de tipo patriótico y de alcance religioso. Hay que reconocer que se excede en su apasionamiento. Negar a Dios es algo así como renegar de la Santa Rusia, que tiene como misión sustantiva en el mundo «defender la cristiandad». 13 ibid.

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