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UNIVERSO, DIOS, CRISTO EN DOSTOYEVSKI 97 se descarta a Dios — repiten sabiamente los personajes de Dosto- yevski— , la justicia, la solidaridad y la fraternidad carecen de senti­ do. Si no hay Dios, no hay pecado, ni crimen, ni justicia, ni vida futura. Si no hay Dios, la fraternidad es una utopía. Sólo la idea de Dios es capaz de unir a los hombres y de lle­ varles a la práctica de la fraternidad, marginando egoísmos, pasio­ nes y grupos de presión. Sin Dios, imposible: «Si somos hermanos, habrá fraternidad, y antes nunca com­ partirán la fraternidad- n . LAS CUESTIONES ETERNAS «Toda la joven Rusia se desvela actualmente por las cuestio­ nes eternas. Precisamente ahora, que los viejos han dado de pron­ to en preocuparse por las cuestiones prácticas. ¿Por qué tú estos tres meses has estado mirándome con esa expectación? Pues por el ansia de preguntarme: “¿Crees o no crees?”»12. Dostoyevski deslinda con precisión las diversas actitudes del hombre frente al tema de Dios, de lo que se entiende genéricamente por el «problema» de Dios. Ya hemos visto que para la gente sana del pueblo Dios no es cuestionable. No lo es tampoco para la mujer peca­ dora que comercia con el sexo, ni para el borracho que frecuenta las tabernas, ni para el criminal que tiene sus manos manchadas en san­ gre. No puede serlo tampoco para el santo que ha quemado su vida por Dios o se ha dedicado por amor a servir a los hermanos. Dios es para estos grupos humanos una creencia, una vivencia, un testimonio y, en algunos casos, una «evidencia» existencial incom­ parable. En efecto, el pueblo ruso no sólo cree en Dios, no sólo lo acepta con naturalidad y fortaleza, sino que lo siente en el hervor de su sangre. 11 Ibid. 12 Ibid., p. ii, lib. V, cap. III.

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