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64 SATURNINO ARA aflige a tantos hermanos nuestros. Sin vuestra vida de contempla­ tivos, sin vuestra pobreza virginal, sin el testimonio de vuestra obediencia alegre y liberadora, sin el resplandor de vuestro amor desinteresado y eficaz a los más necesitados, la Iglesia perdería gran parte de su poder evangelizador, de su capacidad para mos­ trar los bienes de la salvación y ayudar a los hombres a acoger en su corazón al Dios de esta gran esperanza». O r d e n m is io n e r a (const. 174) Este artículo primero se inicia con una importante afirmación teológica, al parecer tomada de la exhortación apostólica de Pablo VI Evangelii nuntiandi75. «Cristo Jesús, Evangelio de Dios, primero y máximo evangeli­ zador, ha transmitido a todos sus discípulos y, en ellos, a la comu­ nidad de fe que es la Iglesia, la gracia y el mandato de evangeli­ zar» 76. El punto primero de la constitución 174 hace una primera cons­ tatación y deduce una consecuencia inmediata, aplicable a todos los bautizados, más en particular, a los religiosos. La consecuencia está descrita, de forma muy explícita, en el segundo punto de la misma constitución 174: «Todos los bautizados, y particularmente los religiosos por su especial consagración, están asociados a la Iglesia peregrina, la cual, por la misión de Cristo y del Espíritu Santo, es sacramento universal de salvación y, por tanto, misionera por naturaleza». «Como, por su misma naturaleza, toda la Iglesia es misionera, y la tarea de la evangelización es deber fundamental del pueblo de Dios, todos los fieles, conscientes de su propia responsabili­ dad, asuman la parte que les compete en la actividad misional»77. 75 Evangelii nuntiandi, 7. 76 Constitución 174, 1. Los «legisladores capuchinos» podían haberse atenido y transcrito íntegramente el texto original pontificio. 77 Canon 781.

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