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DIFUSIÓN Y PRÁCTICA DE LA FE 63 Mattli reflexionó la doctrina o teología del Vaticano II y analizó la situación concreta en la que la Sociedad y la Iglesia se encontra­ ban en aquellos momentos. Desde las no lejanas fechas (1978) hasta el presente (1995), la teología misionera y la eclesiología, tanto en su aspecto doctrinal como disciplinar, han venido mejorando sus posiciones desde la perspectiva de la evangelización, entendida como acción o actividad misionera en sentido amplio, y desde la nueva visión aportada por la experiencia de los pasos dados en el campo del ecumenismo y, sobre todo, desde la noción de la «nueva evangelización». Quizá, el texto constitucional no esté necesitado de «mejorar» su posición, exposición y marco doctrinal, es decir, la fundamenta- ción bíblica, teológica del Vaticano II y franciscana, pero sí, tal vez, sus concretizaciones dispositivas, materia y objeto más propio de las Ordenaciones. Sostenemos la afirmación, a la vista y consta­ tación de la celebración de la IX Asamblea Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la vida religiosa que, ciertamente, dedica en el Instrumentum laboris, bajo el título de «La vida consagrada y nueva evangelización», hermosos párrafos o puntos: el 95 y 96, a la nueva evangelización — con el testimonio de vida— ; el 97, a la renovación de las obras apostólicas; el 98, a las nuevas formas de presencia apostólica, y el 98, a la misión ad gentes. El Mensaje Final escribe en el número VIII, bajo el título: «Especial ardor en la nueva evangelización»: «En los umbrales del año 2.000, la Iglesia entera está convo­ cada a una Nueva Evangelización. Las mujeres y los hombres de nuestro tiempo, especialmente las generaciones jóvenes, tienen necesidad de conocer la buena noticia de la salvación, que es Jesucristo. Los obispos y los participantes en el Sínodo hemos visto con claridad que la vida consagrada tiene una singular apti­ tud para ocupar un lugar muy importante en esta tarea providen­ cial y tan actual. El interés en el diálogo ecuménico y también en el interreli­ gioso es uno de los deseos fervientes del Sínodo, dirigido a los consagrados en sus diferentes países. Con vuestra forma de vivir expresáis la cercanía y bondad de Dios, la verdad de la esperanza en la vida eterna, la fuerza y la eficacia del amor que Dios pone en vuestros corazones para vencer el poder del mal y el dolor que

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