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80 SATURNINO ARA Distinguimos, como lo hace Ricci107: — Guarda diligente del depósito de la fe con la ayuda de la divina providencia: conservemos fielmente hasta el fin la fe que hemos recibido de Dios por medio de la Iglesia 108. Es la tarea propia de quien se empeña en ser fiel a la voca­ ción, aspecto que «regula» más concretamente la consti­ tución 182 . — Hondura en el sentido de la fe, traducida en experiencia de vida: profundicemos en ella con recto criterio y sumo empe­ ño y apliquémosla más plenamente a la vida 109. Del desa­ juste de la fe y experiencia de Dios, en cuanto vivencias, brotan múltiples problemas para la perseverancia en la vocación. — Búsqueda en la oración de la ayuda para crecer en la fe. Pidamos a Dios con asidua oración el aumento de este don inestimable y vivamos en íntima comunión con todo el pue- blode Dios no, a saber, la Fe que permite a los que compo­ nen el Pueblo de Dios, sentir esa presencia de Dios en la acción cotidiana que aparta del mal y concede vivir con ese gran humanismo, transcendido por lo sobrenatural. — Testimonio y motivación de la esperanza que viene de la fe, una esperanza que no se contenta con la creencia y pre­ sentación del más allá, sino que se compromete con la transformación del presente, buscando hacer un mundo nuevo y construir una humanidad, distinta, más feliz, etc., a la espera de la vida eterna 111. El hombre moderno quiere ver testimonios, no oír palabras 112. 107 Cf. R icci , II •Patrimonio spirituale » delle Costituzioni dei Frati Minori Cap­ puccini, o. c., p. 147. 108 Constitución 180, 1. 109 Ibid. 110 Constitución 180, 2, que pone de relieve: «y vivamos en íntima comunión con todo el pueblo de Dios». 111 Constitución 180, 3. 112 «El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o, si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimo­ nio». P ablo VI, Evangelii nuntiandi, 41.

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