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42 BERNARDINO DE ARMELLADA encinta que da a luz al hijo (Ap 12) no se puede distanciar de María. Será la misma Iglesia, que ha aprendido de María a dar a luz a Cristo, la generadora de Jesús en toda la historia, dejando a María expandir su maternidad. Una sensibilización mariana de la Iglesia de hoy se convierte en desafío para nosotros en orden a la eficacia en dar a luz a Cristo y conducirlo a su plenitud. Ja c q u e s Dupont condensó su intervención basada en «El anun­ cio del Señor a María» (Le 1, 26-38) en tres observaciones: 1) El anuncio a María se presenta entre otros dos anuncios evangélicos: a Zacarías y a los pastores. Es interesante el paralelismo entre el anun­ cio a Zacarías y el hecho a María. Hay un contraste entre los dos niños que van a nacer: uno viene a preparar el camino del otro. Éste es rey potente que viene a salvar: Hijo del Altísimo. El anuncio a los pastores habla ya del Niño «nacido hoy en Belén», que es el Salvador. Éste es el centro de los tres anuncios. Pero hay detalles que es oportuno subrayar: por ejemplo, la anciana Isabel se escon­ de, conservando para sí sola la grande alegría, mientras que María se pone en camino para compartir su alegría. Visita a Isabel, y en la conversación de ambas el Espíritu de Dios testimonia la grandeza de María en la humildad. El anuncio a los pastores provoca en ellos la prisa por ver al Niño, cantan llenos de gozo. La gente de Belén se admira por lo que se dice del Niño, pero no entiende nada. María, en silencio, conserva todo en su corazón. 2) Hay que notar la estruc­ tura de la narración por lo que se refiere a María. Es una estructura dialogal con María. Ella, perpleja, no pregunta apenas; pero su acti­ tud es de pregunta. En las otras narraciones se d ice todo sin d iá lo ­ go. Pero aquí María no es simplemente pasiva. Desarrolla un papel activo, interlocutor, es «partner» en la acción de Dios. No es sólo un anuncio; es también una vocación. 3) El centro del todo es cristoló- gico. Lucas presenta a María. Se la llama dos veces virgen. No se dice nada de su actitud religiosa. El Ángel pone el acento sobre la gracia (járis). Lo admirable en María es la gracia que viene de Dios. L lena d e g r a c ia (kejaritom éne), el Señor está contigo. Has encon­ trado gracia ante Dios. Hay una dificultad para nosotros, que pensa­ mos fácilmente en el latín. El latín se interesa en la cantidad: llena de gracia; el griego se interesa en la calidad: ag ra ciad a por la bene­ volencia de Dios, por el amor. María es amada de Dios. Todo se encuentra en Dios, por eso tiene que alegrarse. Ante el amor divino responde sencillamente: h e a q u í la esclava d e l Señor ; se haga en

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