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50 BERNARDINO DE ARMELLADA nes superficiales, la obra monfortiana no es sólo devoción, sino pro­ funda teología, radicada en los PP. Griegos. Es vida de comunión con todo el Misterio del Verbo encarnado a través de María. La amplia descripción que hizo Léthel de la teología monfortiana fue realmente profunda y entusiasta: una lección de teología vivida. Baste citar la visión de la Encarnación como esclavitud de amor, expresión que hoy no place mucho, pero que tiene su clave bíblica en Fil 2, 7: «Tomó la naturaleza de esclavo al hacerse semejante a los hombres». Y corresponde en María: «He aquí la esclava del Señor». Dios se hace esclavo en el seno de María, cuando María se hace esclava del Señor. La conferencia de Stefano d e Fiores, «La Encarnación y María en la reflexión teológica contemporánea», se puede decir que fue un «proceso» a la pretensión de tantos teólogos contemporáneos que quieren procesar y condenar, en nombre de criterios nuevos, las expresiones de la tradición teológica poniendo en peligro, si no negando, la misma verdad. En relación con la Encarnación, es el Con­ cilio de Calcedonia el especialmente imputado. Fiores recuerda, con K. Rahner, cómo la fórmula de Calcedonia es vía hacia un conoci­ miento de la verdad siempre mayor, a la vez punto de llegada y de partida hacia perspectivas más histórico-salvíficas. La precisación dog­ mática de unión hipostática constituye una meta insuperable, única realización plena del encuentro de Dios con el hombre que dice esen­ cial referencia a María (un punto que ni siquiera Lutero discute), que acoge el Misterio y que, con su «fiat» se hace prototipo del hombre creyente. Ella hace posible la redención. Pero en el campo católico no dejaron de tener influencia negativa autores protestantes, por otra parte beneméritos de la teología, como Cullmann con su obra Cristo en el tiempo, o Moltmann con su Teología d e la esperan za , que mini­ mizan o reducen al mito el Misterio mariano en la Encamación. Habría que hablar de un nacimiento no virginal y de María como la madre hebrea de Jesús. ¿Una cristología sin mariología? Las alusiones de Fio- res a W. Kasper, Schoonenberg, Schillebeeckx, Bruno Forte, Seboué, V. Bataglia no dejarán de suscitar una discusión, muy cordial y con formas correctas, con Bruno Forte, presente al congreso. De todos modos, Fiores cree que la mariología está en fase de recuperación. Se recupera la Encarnación como Misterio salví-

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