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22 DOMICIANO FERNÁNDEZ De estos primeros documentos, que influyeron no poco en el posterior desarrollo de la institución, podemos deducir los siguien­ tes datos: 1) La existencia de un diaconado femenino aceptado oficial­ mente al menos desde principios del siglo m. 2) La terminología es aún oscilante: se habla de la diaconisa, de la diácono o mujer diácono. 3) La principal tarea que se encomienda a las diaconisas es el asistir al bautismo de mujeres adultas por razón de decoro y por el peligro moral que para ambos (diácono o presbíte­ ro bautizante y mujer bautizanda) supone el ungir el cuer­ po desnudo de una mujer adulta. 4) También se menciona una instrucción bautismal a las muje­ res bautizadas, pero, al parecer, se refiere a una catequesis privada. 5) Algunas actividades de catequesis, cuidado de enfermas y de otras obras caritativas en algunas casas de paganos en las que el diácono no puede entrar sin dar lugar a la male- diciencia. Se indican igualmente el cuidado de las enfermas en sus casas o de las convalecientes en los baños. Aunque en ambos textos se diga que la «diaconisa te es nece­ saria para muchas otras cosas*, en realidad no se mencionan esas otras actividades. Tampoco se habla de las funciones litúrgicas, excepto el bautismo. De la ordenación de la diaconisa hablaremos en otro capítulo. IV. APOGEO Y DECADENCIA DEL DIACONADO FEMENINO EN ORIENTE 1. A pog eo De los siglos iv al vi tenemos una documentación muy abun­ dante de fuentes canónicas, litúrgicas y ascéticas sobre las diaconi­ sas. Sólo vamos a referinos a algunos cánones y escritores más importantes.

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