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646 FERMÍN DE MIEZA señores, las cosas que se cuentan de mí no son ciertas y me gusta­ ría probarlo». Pero el griterío no me dejaba hablar. Quede hecho un lío. «Dadme fuego —grite— y os ensenaré lo que quedará de la leyenda». El árbol entero quedó hecho llámas. -Ahora qu e p u ed o a b a r ­ c a r la historia en su totalidad —terminó diciendo Antonio— d ebo r ec o rd a r qu e el san toral está lleno d e p erson a s qu e p a sa ron d e la p a la b r a a los hechos...». «El Vaticano tiene olfato p a r a estas cosas», ratificó 12. Tras esta larga cita, me pregunto si con san Antonio no estare­ mos ante la «ley de las tensiones» o «ley del equilibrio» entre dos fac­ tores, el espiritual y el humano, la idea y la expresión, el seguimien­ to y el favor; la santidad y la celebración, el santo y el taumaturgo. Porque el mismo Juan Pablo II — «el Vaticano tiene olfato para estas cosas»— , mientras invita a «redescubrir el camino espiritual de san Antonio y comprender sus virtudes y el mensaje que brota de su vida», evalúa con entusiasmo inusitado «la r a d ian te sim patía d e l san to y el p e r fil b iográfico d el taumaturgo universalmente con o ci­ d o »13. De cara a la piedad popular, al hablar de san Antonio siempre se está en un momento de basculación hacia la parábola y la anéc­ dota, por mucho que queramos liberar al santo de toda esa «ropave­ jería» de que habla el novelista Atte Jogstra, que no lo es tanto, por­ que va unida a una sincera devoción. Sus estampas, sus imágenes, las encontramos protegiendo a los animales, en la cartera de un via­ jante, en el pasillo de casa, o en el tocador, como en un cuadro del pintor M. C. Escher (1934), «Naturaleza muerta con espejo», donde entre un montón de «archiperres» sujeta en el marco una estampa del santo con el Niño. Con esta variada multitud de «cosas», que el Evangelio llama «añadiduras», se acerca el pueblo, que yo he cono­ cido a través de la revista El Santo, a san Antonio, que también es, 12 Atte J ongstra , El santo del árbol, en Cuentos Europeos , Ed. Anagrama, 1994, p. 69. 13 «Mensaje del papa Juan Pablo II con ocasión del VIII centenario del naci­ miento de san Antonio de Padua», Juan Pablo II, «L’Osservatore Romano», 16-5-1982, pp. 331, 7.

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