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644 FERMÍN DE MIEZA mente se mantiene en el número estimable de 55.000 ejemplares. Todo un fenómeno de rapidez editorial, no sólo de esta revista, sino de otras, bajo la protección del santo de Padua, folklórico, pío, benefactor, legendario y munificente. Desde siempre, el objetivo de El Santo ha sido la divulgación religiosa , doctrinal, moral, edu cativa y an ton ian a. Y en esta línea muy clara, desde hace más de treinta años* hemos querido estar en la actualidad de la doctrina de la Iglesia, interpretando, a través de ella, los acontecimientos sociales. Así hemos constadado que las revistas religiosas populares tienen un puesto importante en la reli­ giosidad colectiva, y hoy, tal vez, sea en muchos pueblos su voz y su expresión. El Santo ha dado a conocer la vida de san Antonio, sus pensa­ mientos, su espiritualidad, su referencia a lo popular, las obras sociales en torno a su figura... Durante años se publicó una curiosa sección titulada «Si buscas milagros: mira», donde los lectores con­ taban, asombrados y entusiastas, los «milagros que san Antonio les hacía. ¡Curiosa sección de «milagritos», y controvertida: el anillo per­ dido y hallado, el marido curado, el hijo que aprueba, el niño bien nacido, el empleo conseguido, etc. Miles de casos. San An ton io m ez cla d o d en tro d e las m árgen es d e las biografías, en el d o lo r y en el asombro. Intenté suprimir esta sección a los pocos años de encargarme de la dirección de la revista. Y lo conseguí —no sé si con acierto— , buscando un talante doctrinal más auténtico, más cierto e higiénico espiritualmente. De esto hace treinta años. Pero el pueblo sigue escribiendo cartas, contando los «milagros» que se le escapan de la manga a san Antonio y dando gracias a Dios, que si las conservara poseería un estimabilísimo archivo de oraciones, relatos de portentos, súplicas y alabanzas a san Antonio. Imposible luchar contra la imaginación y el sentimiento, o colocas una linde entre lo sacro y lo emocional. En un artículo publicado en 1883, el entonces obispo de Sala­ manca, Tomás Cámara Castro, escribía: «El arte ha querido sensibili­ zarnos la inmensa bondad de Dios en san Antonio con el Niño en brazos. Y nuestra imaginación pinta un cuadro de amores y ternu­ ras... Todo cuan to toca las fib r a s del a lm a repercute y su ena en el

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