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LA DEVOCIÓN POPULAR A SAN ANTONIO EN TORNO A LA REVISTA EL SANTO «Un hombre vivo y eterno vale por cualquier filosofía». (M. de Unamuno) Después de casi cuarenta años dirigiendo la revista popular El Santo , editada bajo la protección de san Antonio, en los que he reci­ bido miles de cartas, comunicados, reseñas de fiestas, crónicas de distintos ámbitos sociales, pero en especial del pueblo sencillo, com­ prenderán que fluctúe, al hablar de san Antonio de Padua, entre el san Antonio que descubren los científicos e historiadores y el «Sanantonio» (sic) que ha creado el pueblo, con la advertencia a favor del pueblo, porque nada se crea de la nada. Lo santos que, a la vez, han sobresalido por su ciencia, Doctores de la Iglesia, son comparables a las catedrales góticas que tienen dos torres; si las miramos de frente se percibe la eminencia de las dos her­ mosas agujas; pero si las contemplamos de lado, la grandeza de una torre tapa, anula la otra. Existe, pero no podemos admirarla. En santo Tomás, por ejemplo, la torre de la ciencia encubre la santidad, aunque pensemos que «cuantas proposiciones teológicas escribió, otros tantos milagros hizo». En san Antonio, por el contrario, su santidad, su poder milagroso, su popularidad, han hecho desaparecer al hombre de cien­ cia... Diría más, al pueblo le importa muy poco el san Antonio ilustra­ do, las elucubraciones teológicas sobre sus escritos, las interpretacio­ nes escriturísticas, su categoría como teólogo. Con un cierto candor, san Buenaventura valora esta interpretación: «San Antonio — d ice — f u e humilde en el trato y humilde en esconder su ciencia»'. 1 S an B uenaventura , Sermón predicado en honor de San Antonio.

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