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LABOR EVANGELIZADORA DE LOS CAPUCHINOS. 611 de la Constitución, en el que se hablaba de suprimir las Congre­ gaciones religiosas, el gobernador pasó aviso de que estuvieran prevenidos ante posibles actos de violencia, ya que se preparaban asaltos e incendios de conventos en Zaragoza. Pese a todo, las acti­ vidades religiosas con motivo del Pilar se realizaron en la capilla con normalidad l6. El 10 de julio de 1931, tras las elecciones a Cortes, escribía el cronista del convento: «Nos insultan más que antes, cantan frente a la fachada del convento himnos revolucionarios y antirreligiosos. Ordinariamente los cantores son chiquillos o mozalbetes. Frecuente­ mente lanzan piedras contra la puerta y, lo que es peor, contra los cristales de las ventanas» 17. La misma escena se repitió el 24 de diciembre por la noche 18. Al comienzo de 1933 el cronista se lamen­ ta de «la falta de asistencia por parte de la autoridad y de la insolen­ cia de gran parte del público que nos rodea, antes respetuoso y ahora francamente hostil. Realmente los que vivimos los primeros tiempos de nuestra fundación en Zaragoza podemos apreciar el cambio enorme que se ha operado en nuestro derredor... Es caso frecuentísimo el insultarnos por las calles, cuando vamos a asistir a los enfermos. Muchísimas veces apedrean las ventanas y la puerta del convento... No obstante estas dificultades, los capuchinos de Zaragoza podemos gloriarnos de no haber dado un paso atrás fren­ te al odio y la persecución del sectarismo reinante. Ejercemos hoy los mismos ministerios que antes y en la misma forma: se asiste a los enfermos del barrio y de los barrios Colón, San José y Ruise­ ñores. Se les administra públicamente los sacramentos sin temor a burlas o atropellos y a todas las horas del día y de la noche. Otro tanto cabe decir de la vida de la capilla, que no se ha interrumpido ni un solo día...»19. Esta postura la mantuvieron hasta el final, pese a que en 1933 arreciaron los ataques: la noche del 24 de junio alguien roció con gasolina la cerca de madera del solar de la futura iglesia, y un veci- 16 Crónica, pp. 64-67, 86-89. 17 Crónica, p. 76. 18 Crónica, p. 97. 19 Crónica, pp. 127s.

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