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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO. 577 «Los periódicos nada dicen de la vida silenciosa de los millo nes de hombres sin historia que a todas horas del día y en todos los países del globo se levantan a una orden del sol y van a sus campos, a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana y eter na, esa labor que, como la de las madréporas suboceánicas, echa las bases sobre que se alzan los islotes de la historia. Esa vida intrahistórica, silenciosa y continua como el fondo mismo del mar, es la sustancia del progreso, la verdadera tradición, la tradición eterna, no la tradición mentida que se suele ir a buscar al pasado enterrado en libros y papeles y monumentos y piedras ...»l. Es un texto de Unamuno, obervador genial del alma del pue blo, en sus ensayos En torno a l casticismo. No es un pasaje aisla do, sino que se repite con insistencia en sus novelas, en sus versos y en la filosofía profunda de su D iario íntimo. Su idea es que la devoción popular es más auténtica y de mucho más calado humano que la del intelectual soberbio, deliberadamente marginado de Dios y de la vida. Está en la misma línea dialéctica de Dostoyevski, que considera al pueblo con más sentido —y con más sabiduría— de Dios y de las cosas de Dios que a los progresistas idólatras de la razón. e l p u e b lo es lo comunal, la entidad colectiva, el grupo humano con todas las luces y sombras de lo humano. Es la raza en su vigor primitivo de fragilidad y fortaleza que va evolucionando en un largo y lento proceso hacia la madurez y la perfección en las diversas dimensiones de la vida. Como advertía Unamuno, esa vida silencio sa e intrahistórica es la fuente del progreso. Es la tradición que trans curre siempre por las aguas profundas, sin más novedades que la brisa rizando la piel superficial de los embalses. Una d e las notas esp ecífica s d e la r elig io sid ad p o p u la r es el a p eg o a lo «tradicional». En ambientes progresistas, se considera en su aspecto peyorativo de paralización, frenazo o inmovilismo. Como cuando en la vida política se intenta descalificar al adversa rio como «conservador», contrapuesto a los programas «de progreso». Nada más ambiguo y falso que las medias verdades en el ámbito de la religiosidad. Si la tradición se entiende como fondo y sustancia 1 Obras Completas, Madrid 1966, t. I, p. 775.
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