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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO. 599 ca en los piquitos de los pichones para acostumbrarlos a que coman. Y si por ventura sale la hembra y tarda en volver a la pollada, el macho la golpea y la hace volver al nido a la fuerza» (Sermón d e la Purificación d e la Virgen María, 8). Completamos el tríptico pedagógico con la imagen del búho para caracterizar al cristiano de nombre, que se queda en la perife­ ria y no vive sus compromisos religiosos. Partiendo de la onomato- peya, nos deja esta reflexión deleitosa, con cierta carga de ironía: «El búho tiene el nombre del sonido de la voz, y significa el cristiano, que sólo del sentido de la voz tiene el nombre, porque de Cristo se llama cristiano, pero no tiene la cosa significada por el nombre, esto es, la humildad y la caridad de Cristo. Y por eso se llama vaso vacío, pero señalado. No ve claro de día, porque no tiene la luz de las buenas obras, mas de noche ven con mucha agudeza, porque los hijos de este siglo son más sagaces que los hijos de la Cruz» (Invención d e la Cruz, 2). La evangelización es el tema de nuestro tiempo de desacraliza- ción y de increencia. Y la cuestión fundamental —el to be or not to be — es presentar el mensaje evangélico en su esencia verídica y con todas sus exigencias, con absoluta fidelidad al depósito revela­ do. Y el kerigma es presentar con plena convicción a Cristo como Hijo del Dios vivo, verdadero Dios y verdadero hombre, en su his­ toria personal y en su misión redentora. La pastoral kerigmática es un relato y una exposición de todas las verdades de fe y de todas las verdades de la moral con el mismo contenido y con el mismo sentido que ha tenido y tiene la santa Madre Iglesia. La formación cristiana debe ser suficiente para llevar una vida «piadosa, sobria y religiosa» en conformidad con las exigencias del Evangelio y para dar razones de esta fe y esperanza teologales a los que conviven con nosotros o desarrollan sus actividades en nuestro entorno. La devoción popular a san Antonio transcurre en este clima de formación permanente a lo largo del año, intensificada en los tiem­ pos fuertes del calendario litúrgico antoniano. Es el público de nues­ tras misas dominicales y, en un porcentaje menor, de las charlas cuaresmales, del retiro mensual y de otras prácticas piadosas. Las

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