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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO. 597 La figura de san Antonio está mucho más cerca del inteligente y bonachón pastor de almas que de las eminencias de cátedra de la Sorbona. Es «popular» en el sentido magnífico y fascinante de la expresión: es un hombre de Dios en el pueblo, convive con el pue­ blo en largas y laboriosas jornadas de apostolado y evangelización. Conoce a las maravillas el lenguaje del pueblo. Y contesta con iro­ nía a sus detractores. No es un teórico de las grandes cuestiones que se explican y se discuten en la cátedra y en las escuelas. No es el escritor de alta investigación sobre los problemas que quitan el sueño a la humani­ dad. No le preocupan excesivamente ni los argumentos de los sabios ni el perfeccionismo literario o estético. Es un pastoralista que forma la conciencia cristiana del pueblo con el traje de trabajo de los campesinos, con un lenguaje adaptado a la mentalidad y a la forma de vida del pueblo. Es un predicador «kerigmático» que cuenta en la lengua sabrosa y colorista del pueblo la historia de la salvación, la vida de Jesús, la obra de Jesús, la pasión, la muerte y la Resurrección de Jesús. El santo invita con convicción y con apasionamiento a dar una respuesta de fe a este limpio y dramático historial de Jesús y de su mensaje. Y esta fe lleva como exigencia existencial «dar el corazón». El predicador kerigmático penetra en las profundidades del corazón humano, y allí descubre las luces y sombras, la grandeza y la servidumbre, el misterio de la culpa y de la gracia. Antonio fla­ gela los vicios y cultiva la virtud, habla de los novísimos y de la san­ ción moral de pena y gloria. Diagnostica con ojo clínico la enferme­ dad y le quita los disfraces para darle su nombre concreto: en la radiografía aparecen uno por uno los pecados capitales. Y a conti­ nuación receta los remedios y prescribe el régimen de curas, a corto, medio y largo plazo. San Anton io es p r e d ic a d o r «popular». No filosofa ni se pierde en profundas disquisiciones ni vanos parloteos. No se sirve de argu­ mentos científicos, ni de planteamientos técnicos, ni de silogismos abstractos. Antonio es un predicador de «audio-visual» del terruño, de la geografía, del paisaje, del pueblo como realidad histórica al vivo. Su predicación es un relato de hechos, una historia sagrada, pero con extensas raíces en lo humano. Su género literario es la metáfora, la parábola, la escenificación, la acción dramática.

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