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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO. 591 cia a los «críticos» en arqueólogos, en funcionarios de archivo o, sim­ plemente, en sepultureros. Pero «los muertos que vos matáis gozan de buena salud». La religiosidad popular como grupo, y más y mejor que cual­ quier otro grupo, presenta un limpio historial, con un rico y amplio mundo de valores. Los obispos señalan expresamente los «valores humanos base del carácter regional» andaluz. Con breves retoques, con nuevos acentos psicológicos y con diversidad de matices —«según los tiempos y frías regiones»— , esos mismos valores carac­ terizan a la región castellana, al pueblo navarro y a la región galle­ ga, por lo que conozco. Las características de nuestro pueblo constituyen un rico patri­ monio humano, ético, moral, psicológico y espiritual: — honradez y limpieza moral, inteligente laboriosidad; — seriedad y dominio de sí mismo, vivísima emotividad; — mesura y buen sentido; — estimación de la cultura y gozo ante la belleza; — intensidad con que vive el presente y su profunda filosofía de la vida y de la muerte; — su cordial capacidad de apertura y acogida; — su excepcional facilidad para la comunicación y el diálogo; — su generosa y valiente solidaridad; — su pronto espíritu de servicio, ayuda y comprensión; — su fortísimo y entrañable afecto a la familia; — su fértil ingenio y viveza rápida de comprensión y expre­ sión; — su gran capacidad de síntesis; — su natural distinción y dignidad: finura, señorío y buen gusto aun en las personas de la más humilde condición; — su alegre sentido de la fiesta y un inagotable buen humor para sobreponerse a las penas; — su seriedad para afrontar serena y juiciosamente las cuestio­ nes serias de la vida; — su entereza para aceptar reveses y desgracias; — su paciencia para soportar las privaciones, las humillaciones y las discriminaciones injustas.

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