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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO.. 589 — La religiosidad popular «engendra actitudes interiores» que «raramente» se dan fuera de este ámbito de fe. El pueblo acepta el proyecto de Dios sobre su vida, los designios divi­ nos, «lo que Dios nos manda». La religión forja almas de temple, de una madurez admirable frente a la adversidad y a las pruebas, sin un grito, sin una queja, sin una protesta. Lo que dice el Papa: «tiene un gran sentido de la cruz en la vida cotidiana». DESDE ESPAÑA CON AMOR Los obispos del Sur de España han elaborado un «documento de trabajo- sobre la religiosidad popular en la región. No es, inten­ cionadamente, una investigación teológica ni un estudio dogmático. Es un instrumento de trabajo «para la reflexión práctica pastoral» ela­ borado con rigor y sobre el terreno. Es un retrato a lo vivo, en con­ tacto con la vida y en función de la vida. El punto de partida es un «hecho», una «realidad», una «expe­ riencia de vida» que se puede verificar con rigor de estadística: el catolicismo popular viene a ser algo así como el carnet de identidad de nuestras gentes. La fe del pueblo es auténticamente cristiana e influye decisivamente en la mentalidad y en el com­ portamiento a nivel de personas, de grupos y de comunidad. Es una fe verdadera con sus centros de irradiación, como la fami­ lia, el trabajo, el medio físico y cultural, la convivencia, las luchas, los ideales. Esta fe lleva a la experiencia del encuentro con el Dios único, vivo y verdadero, que se hace presente en la humanidad de Jesús, el Cristo como Mediación y Sacramento fundamental. La experiencia de la búsqueda y del encuentro con lo sagrado —y más en concreto con el Misterio cristiano— se sirve del signo, de los símbolos de tipo cósmico, natural y humano (cosas, seres vivos, acontecimientos, personas...), como forma de expresión más viva y característica. Los signos y expresiones relacionan al pueblo con lo sagrado y con el misterio dentro del campo institucional y, de cuando en cuando, en formas no institucionales «suscitadas por la espontaneidad del Espíritu del Señor».