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LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN TORNO A SAN ANTONIO. 583 medularmente social, comunitaria y litúrgica. Rechazan, por cues­ tiones de principio, las manifestaciones externas, la reunión del pue­ blo en «eklesia», las procesiones, las peregrinaciones y las romerías de carácter piadoso. Están ausentes de las celebraciones de la pala­ bra y de la recepción de los sacramentos, en una especie de privati­ zación de lo religioso. En sus relaciones con Dios y con lo sagrado no admiten mediaciones. En el proceso a la religiosidad popular, la acusación más grave y peligrosa viene del ala «progresista», de los «intelectuales» y de una pastoral «de pizarra», en permanente hostigamiento de la vida real. La religiosidad popular sería un fenómeno de carácter «religioso naturista», religiosidad «cósmica», en una amalgama ecléctica de mitos, mitologías, supersticiones, magia... Con un racionalismo a ultranza, de notable querencia arqueo­ lógica momificada, se dedicaron a la triste tarea de desmantelar las bases de la religiosidad del pueblo. No es un fenómeno nuevo este estilo de agresividad a lo popular. Dostoyevski desenmascaró y fla­ geló la arrogancia estúpida «de la intelligentia», probando la inferio­ ridad religiosa de los intelectuales frente a la profundidad humana de la religiosidad popular. Los racionalistas convierten al hombre real, magnífico y humanísimo, con sus fallos y fragilidades, en un ser triste y arruinado, en un hombre deshumanizado. Deforman, por falta de humanidad, la creación maravillosa de Dios, que creó al hombre en «cuerpo y alma». La expresión corporal, con su plurali­ dad de matices y de primores estéticos, queda enrejada en el puris­ mo abstracto de los intelectuales de silogismo y pizarra. Desde una perspectiva teologal seria y creativa, se levantan tes­ tigos egregios que declaran «inocente» y con rango de especial cate­ goría vital a la religiosidad popular. Cito el testimonio personal de Schilleebeeckx en varios pasajes de antología: «Estas expresiones son prototipos esenciales entre las diver­ sas manifestaciones de la vida religiosa popular. Y son tan anti­ guas como la misma humanidad. Ninguna cantidad de intelectua- lismo logrará jamás desarraigarlas de la vida religiosa delpueblo...». «La religión está intrínsecamente vinculada con el conjunto de la vida de la comunidad. Y en esta vida el folklore tiene un lugar legítimo...

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