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550 ALEJANDRO VILLALMONTE Verbo/Logos se hace alimento de nuestra vida espiritual precisamente mediante la carne/cuerpo, materia humana que ha asumido y eleva do a la dignidad de instrumento de gracia. Lo resume una frase lapi daria: Lac nostrum Christus humilis e s t19. El hombre, precisamente por su condición corpórea, ante Dios y en su vida espiritual es siem pre un niño en período de desarrollo que necesita la leche espiritual para alimentarse, y esta leche es Cristo, el Verbo en carne humana. Es normal pensar que Fernando Martins, en sus años de canó nigo bajo regla agustiniana —coincidentes con los años de su for mación teológica y espiritual— , asimilase esta enseñanza agustinia na sobre el Christus Humilis. Tanto más cuanto que ella dominaba toda la espiritualidad de la Edad Media latina. Esta experiencia del Cristo Humilde se extiende y profundiza con los años hasta culminar en la visión de «Cristo pobre y crucifi cado» y en la Cruz de Cristo como la cumbre de la humildad/humi llación de Dios. Francisco de Asís es presentado por su primeros biógrafos, y por la historiografía posterior hasta nuestros días, como el representante señero de esta visión tan paulina como medieval. En forma relevante, el Doctor Seráfico teologiza con gusto y com petencia sobre la persona del Poverello y sobre todo estigmatizado Francisco como copia viva y acabada, en alma y cuerpo, de Cristo pobre y crucificado. Desde esta situación entorno, desde esta atmós fera espiritual, habla Antonio sobre Cristo en sus Sermones. 2. Ofrecemos ya un manojo de ideas y textos antonianos refe ridos al tema que nos ocupa. No he intentado sistematizarlos, por que tal como los textos vienen en los Sermones la sistematización resultaría poco segura. Humildad, pobreza, obediencia (= despojo de sí mismo), cru cifixión son los cuatro lados del marco en que Antonio coloca la imagen de Cristo hacia la cual han de mirar los oyentes de sus Ser mones. Se trata de cuatro grados de intensidad en la vía de anona- 19 «Lac nostrum Christus humilis est; cibus noster idem ipse Christus. aequalis Patri». In Epist. loan, III, 1; PL 35, 998. Expresión familiar en Agustín, v. gr. In Psal. 30, serm. 1, 9; PL 23, 235. Tract. in Jn., 97, 2; PL 35, 1878; ibid., tr. 92, 2, 1880; ibid., tr. 99, 7, 1884. Con clara intención de continuar el viejo dicho: Caro cardo salutisi (Ireneo-Tertuliano). La carne, gozne de la Salvación.
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