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548 ALEJANDRO V1LLALMONTE Para cerrar este apartado sobre la vida de Antonio y para abrir el paso a su figura de «portaestandarte, a lfé r e z y m in istro d e la Cruz», recordamos el suceso de Arlés, al que concedemos alto con tenido simbólico en orden a ilustrarnos sobre la imagen de Cristo tal como fue vivida y predicada por san Antonio. «En cierta ocasión estaban los Hermanos reunidos en Capítulo en Provenza (en Arlés) y nuestro santo p r ed ic a b a con suaves p a la bras sobre el título d e la cruz y d e los padecim ien tos del du lce Jesús d u ran te su p a s ión . En esto, a c o n te c e un m ilagro sorp ren d en te e inaudito: a p a r e c e elevado en e l a ir e el santísimo p a d r e Francisco, qu e todav ía vivía, p e r o en un a región lejan a. Y como si quisiese aprobar la predicación del varón de Dios (Antonio) y mostrar lo que los oyentes d eb erían imitar, los ojos afortun ado s d e alguno d e los asistentes vio cóm o (Francisco), extendidos los brazos com o si estu viese en el patíbu lo d e la cruz, bend ecía a sus hijos a llí presentes y tra zaba sobre ellos la señal de la cruz »18. El teólogo de nuestros días goza de permiso para mostrarse razo nablemente escéptico respecto a la pura y mera secuencia histórica de lo que aquí se nos ha contado. Pero el texto lo tomamos nosotros como relato-narración de tipo simbólico, parabólico, de densas ver dades suprahistóricas; a ) la Cruz de Cristo como fo rm a vitae y como tema de predicación en Antonio de Padua; b) la conexión sanfrancis- cana de esta fo rm a vitae y predicación antoniana ya que Francisco, en figura de crucifijo, se hace presente en el capítulo de los Herma nos; c ) la Cruz se propone como fo rm a d e vida a realizar por los Hermanos, a quienes Francisco bendice con la señal de la cruz. B) La imagen de c r i s t o pobre y c ru c ific a d o en lo s S ermones de A n to n io de P ad u a Los textos de la Vidas/Leyendas citados anteriormente presen tan a Cristo crucificado como centro de lo que llamaríamos la vida espiritual personal de Antonio de Padua, pero allí mismo se abre 18 Via Secunda, 5, 10-2; Oficio, 13, IX, Ed. Gamboso, p. 208; ICel 48; san B ue naventura , Legenda Maior, 4, 10.
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