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hizo, alega H. Felder, por la sencilla razón de que a él no le afecta ban. Era tema de docencia: de enseñarlo en las aulas, algo muy dis tinto de su utilización en la nueva sistemática teológica. De esto Ale jandro no hizo problema, e hizo bien. Y su actitud pasa a sus colaboradores y discípulos hasta 1267, en que san Buenaventura denuncia la irrupcuón de los errores del aristotelismo averroísta, que ponían en peligro todo el sentir cristiano. Pero el mismo doctor será fico es largo en utilizar a aristóteles, dentro de su agustinismo, en su Comentario a las Sentencias, muy valorado hoy entre tantos otros. Esta actitud, por otra parte, la mantienen los doctores franciscanos frente a los dominicos, hostiles a la Filosofía en las décadas anterio res a 1250. Sólo en esta fecha, Alberto Magno y Tomás de Aquino están ocupados de lleno en cristianizar a Aristóteles contra el pare cer de teólogos, hermanos suyos en religión. Este historial lo resume H. Felder en este juicio que debe aceptarse: «Los frailes menores, por tanto, bastante antes de 1250, eran los agentes del movimiento filo sófico en las dos universidades de Occidente (París y Oxford»11. De todo ello concluimos que la sistemática teológica de la Summa Alexandrina, cuya osamenta racional proporcionaba la Metafísica, pone ante los ojos que nos hallamos ante una menta lidad muy otra que la de Antonio, el cual no menta esta filosofía. Por lo mismo, parece necesario tener que rectificar afirmaciones como la de G. Abate, cuando éste escribe: «Il magistero teologico antoniano, quantunque più pratico e kerigmatico che speculativo, fu —non già elementare e quasi catechetico— ma un magnifico magistero superiore, e munito di quell’apparato scientifico, che era possibile allora»12. Por lo que acabamos de decir, consta que en los días de Antonio surgía potente aparato científico —la lógica y la metafísica de Aristóteles—, puestas al servicio de la Teología. Anto nio no se preocupó o tuvo reparos en utilizarlas. Mientras tanto, otras mentes franciscanas iniciaban la marcha ascendente de la Teo logía, creando una escuela que ha de culminar en la genial síntesis del Beato Juan Duns Escoto. EL HNO. ANTONIO Y LA ENSEÑANZA DE LA TEOLOGÍA... 533 11 Alexandri de Hales Humma Theologica, Quaracchi 1924, t. I, 1-4. 12 H. F eld er , Storia degli studi scientifici nell’ordine francescano, Siene 1911, p. 463. (Ed. alemana en Freiburg im Breisgau, p. 462).
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