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530 ENRIQUE RIVERA Dijimos anteriormente que la lógica y la metafísica de Aristóte­ les fueron un agente primario en el paso de la teología patrística a la teología sistemática. Al constatar ahora que Antonio se desenten­ dió de estos saberes se impone la conclusión de que la teología antoniana se vincula esencialmente a la herencia patrística asumida por la Edad Media. No tiene, en verdad, una preocupación reflexiva de la Teología sistemática que, ya en su tiempo, muchos teólogos estaban organizando. Esto parecerá a más de uno demérito de la teología de Antonio. Pienso, con todo, que en perspectiva histórica la teología de Antonio ha tenido influjo muy benéfico hasta nues­ tros días, según intentaremos mostrar a lo largo de esta reflexión. II. QUÉ TEOLOGÍA ENSEÑÓ ANTONIO A SUS HERMANOS Ha tenido las preferencias de los investigadores antonianos determinar el contenido de la enseñanza teológica del «doctor evan­ gélico». Un elenco de los principales temas puede leerse en el resu­ men que el muy informado Balduino de Amsterdam ofreció a sus alumnos del Colegio Internacional de PP. Capuchinos de Roma. Informes menos amplios, pero con ponderada exposición de los temas abordados, nos brindan algunas colecciones sobre el vivir y el pensar de san Antonio 8. No es el momento de precisar más detenidamente la temática teológica de Antonio, pero es de capital importancia señalar el méto­ do que siguió al exponerla. Este método era doble: de organización escolar externa y de organización doctrinal interna. Acerca de la organización escolar externa, se tiene por cierto que Antonio ense­ ñó Teología a los hermanos en el primer curso de estudios de la Orden, del que Antonio fue su primer lector en Bolonia. Por urgen­ cias apostólicas, en Francia lo fue por poco tiempo, pero siguió en activo en activo este centro de estudios franciscanos en pos de san Antonio. También durante su estancia en Francia ejerció la docencia en Montpellier, Tolosa, etc. Pero no parece posible, dada su intensa predicación al pueblo, que lo hiciera a modo de cursos ordinarios, 8 S. Antonii Patavini..., o. c. In Ascensione Domini, III, p. 241.

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