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508 DOMINGO MONTERO cación popular del santo que, además, debió ser en lengua vulgar y no en latín. Asimismo deja entrever que su propósito ha sido componer la obra como un servicio a los hermanos dedicados a la predicación, ofreciéndoles unos esquemas iluminados por la palabra de Dios. Se trata, pues, de una summulae rerum praedi- cabilium: temas de predicación, susceptibles de ser reelaborados y actualizados según las circunstancias. En el sermón del domin go XII después de Pentecostés advierte: «Nótese que de esta autori dad puede hacerse un sermón para cualquier fiesta de la Virgen María, o para la fiesta de un confesor» 13. Que estamos ante una obra de consulta se desprende de los abundantes testimonios que presenta en la misma. «Y de esto se habla más ampliamente en el sermón de Jesús llevado al desierto», indica en el sermón del día de Pentecostés 14. Por otra parte, Antonio es consciente de que se trata de un tra bajo perfectible y hasta criticable. Con un rasgo de humildad y dis ponibilidad, en el Epílogo confía su «opus» a la benevolencia de los Hermanos, advirtiendo... «y todo lo que en este volumen se encuen tre digno de ser eliminado o corregido, encomiendo a los doctos de la Orden la tarea de clarificarlo o enmendarlo»15. Los Sermones constituyen, pues, una especie de tratado de teología encuadrado en el género literario «sermo». Sin pretender una separación radical entre el predicador popular y el escritor, hay que reconocer que «en los sermones escritos no es el orador fogoso el que habla, sino el predicador que, libre por algún tiem po del tumulto del pueblo (san Antonio redactó los sermones dominicales entre el otoño de 1227 y la primavera de 1228, y los festivos después del Capítulo General de 1230,'a petición del car denal de Ostia), se concentra, estudia, escribe y compone un arse nal de ideas, que utilizó antes en el púlpito, pero que convenía ordenar sistemáticamente para provecho de sus compañeros de apostolado»l6. 13 Domingo XII p. Pentecostés, 5; I, 84. 14 Domingo de Pentecostés, 13; I, 381. 15 Epílogo, II, 605. 16 Luis A r n a ld ic h , San Antonio, doctor evangélico (Barcelona 1948) p. 151.
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