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ANTONIO DE PADUA Y LA SAGRADA ESCRITURA 523 el interior vive del pan celestial, que es la Palabra de Dios»54, inten­ ta, desde la Escritura, iluminar y corregir conductas, acomodándolas a las exigencias del evangelio. Asume la tarea de Francisco —«repa­ ra mi Iglesia»— , a veces urgiendo con un tono no exento de nivel profètico a las instancias más cualificadas de la misma 55. C) Lectura responsable de la Escritura 1. A cercam ien to riguroso a l texto. —El predicador deber ser «bijo de la ciencia y del conocimiento»56, alguien en quien «signifi­ que la plenitud de la ciencia y de la enseñanza»57. Para lo cual «debe sentarse junto al yunque, es decir, en el estudio y ejercicio de la Sagrada Escritura»58. Nada, pues, de improvisaciones. ¡La credibili­ dad del mensaje requiere esta preparación! 2. Acercam iento p erson alizado . —Toda lectura / proclamación de la palabra de Dios implica una interpretación en la que dejamos algo de nosotros, jirones de nuestra propia piel, que serán más gran­ des en la medida en que esa lectura / proclamación sea más profun­ da. Es un acto en el que no sólo interpretamos sino que nos inter­ pretamos, o al menos deberíamos interpretarnos. San Antonio subraya poderosamente este aspecto. El predicador debe ejercitase «en aquello que predica»59, verificando «en sí mismo constantemente aquello que predica»6o. 3. A cercam ien to responsable. —Desde una profunda libertad, responsabilidad y amor pastoral a la Palabra «tema enseñar algo con­ trario a la voluntad de Dios, o a la autoridad de la Sagrada Escritu­ ra, o que calle lo que hay que enseñar»61. 54 Domingo I de Cuaresma, 4; I, 60s. 55 Domingo VIIIp. Pentecostés, 1-6;552-562; Domingo XIIp.Pentecostés, 4;II, 83; Domingo XIII p. Pentecostés, 23; II, 184-186; Domingo X IVp. Pentecostés, 5; II, 199s. 56 Domingo III p. Pentecostés, 1; I, 436. 57 Domingo VI p. Pascua, 1; I, 514. 58 Domingo XII p. Pentecostés, 1; II, 78. 59 Domingo XII p. Pentecostés, 1; II, 78. 60 Domingo III p. Pentecostés, 1; I, 436. 61 Domingo VI p. Pascua, 11; I, 366.

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