PS_NyG_1995v042n003p0505_0524
520 DOMINGO MONTERO opta decididamente por una lectura íntegra e integrada, la que llama él «concordada», de la Biblia. Procedimiento que adquiere todo su mayor relieve y significación si se recuerda que numerosos grupos contemporáneos, fundamentalistas, de tipo reformado y penitencial, rechazaban o minusvaloraban el AT. En su recurso a la integridad de la Sagrada Escritura, Antonio expresa la convicción de la pro funda interrelación de ambos Testamentos, reconociendo al AT una función propedéutica y al NT la plenitud de la revelación. Ambos se implican y explican. Comentando I Sam 17, 40 escribe: «el zurrón es un recipiente en donde se coloca la leche, y significa el Nuevo Testamento, en el que se encuentra la gracia... Los cinco guijarros son los cinco libros de Moisés; por ellos entendemos la ciencia de todo el AT; el predicador, para ayuda de su predicación, debe tomar los del torrente, esto es de la abundancia de la Sagrada Escritura y colocarlos en el zurrón del evangelio, porque en el NT hay que colocar la inteligencia del Antiguo, porque una rueda está dentro de la otra»48. El Concilio Vaticano II enfatizará este criterio hermenéutico en la constitución Dei Verbum: «puesto que la Sagrada Escritura ha de leerse con el mismo Espíritu con que fue escrita, para descubrir rec tamente el sentido de los textos sagrados hay que tener en cuenta el contenido y la unidad de toda la Escritura» (DV n. 12). San Antonio participa de la convicción de que el primer con texto hermenéutico de un texto bíblico es la globalidad de la Escri tura. Con todo, la lectura antoniana adolece de un posible defecto: convertir el texto veterotestamentario en simple pretexto para el tes timonio evangélico, con menoscabo de su verdad histórica. De todas formas, esa era la sensibilidad hermenéutica, bastante extendida en su tiempo. B) Lectura en la Iglesia y para la Iglesia Como fiel seguidor de Francisco de Asís, Antonio privilegia a la Iglesia. Su exposición de la Escritura y el acercamiento a la misma 48 Domingo I p. Pentecostés, 1; I, 390s.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz