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118 FERNANDO E. GÓMEZ MARTÍN luisianos, a pesar de las transformaciones que los intereses labora­ les, económicos y recreativos han llevado a cabo en el lugar ameno. 3. FRAY LUIS, EN LA MEMORIA DE SALAMANCA El poeta de Belmonte es de adopción salmantino, como luego será también don Miguel de Unamuno. Salamanca ha considerado suyo a fray Luis de León. El conquense, que viene a la ciudad del Tormes a la edad de catorce años, donde ingresa en la Orden de los Agustinos, desarro­ lla su itinerario vital en Salamanca. Aquí profesa, en 1544; aquí desa­ rrolla su producción literaria y aquí desempeña su magisterio. La capilla universitaria guarda hoy los restos del ilustre poeta, catedrá­ tico del Estudio desde los treinta y dos años. Salamanca, orgullosa de haber acogido en su seno al fraile agustino, ha dispensado a su memoria numerosas muestras de reco­ nocimiento y gratitud, al igual que la propia Universidad, en la que se preserva su nombre en el aula que atestigua su presencia al cabo de los siglos. C onm emoraciones , hom enajes y tributo s La ciudad charra recuerda al maestro y poeta en la escultura que se le erigió el día 25 de abril de 1869, como lo recuerdan cuan­ tos se acercan a Salamanca para conocer sus calles, sus monumen­ tos y sus glorias humanas, como lo recuerdan también cada día cuantos estudiantes transitan la calle de Libreros camino de las cla­ ses al volver la mirada desde la vieja fachada plateresca hasta el broncíneo gesto de apaciguamiento del fraile: -Luego que ha cesado el vocerío estudiantil, cuando están cerradas y mudas las aulas, o en horas o en días de vacación, sobre todo en las tardes lentas del verano, ese patio de las Escue­ las Menores, con su broncíneo fray Luis de León en el centro, sobre su pedestal, con un gesto de apaciguamiento, es algo que habla al alma de lo eterno y lo permanente. No doy por nada

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