PS_NyG_1995v042n002p0115_0132

FRAY LUIS DE LEÓN, EN LA SENDA SALMANTINA. 131 aún atan a la tierra al humano linaje, peregrine éste por ella como grey que sobre el prado pasa! ¡Cuándo será el día en que se realice el sueño de paz del maestro León y se unan los hom­ bres bajo el campo del cielo y bajo el dulce cayado del divino Pastor! A las recreaciones bucólico-literarias del portus quietis luisiano, profanas o religiosas (Meléndez, fray Diego González), hemos de añadir, en el legado de autores posteriores vinculados con Salaman­ ca, visiones profundamente personales que, como en el caso de Unamuno, recrean La Flecha como paradigma de la naturaleza capaz de llevar al hombre hasta su más pura identidad, o la del propio Galán que, a solas , canta el solitario apartamiento en su regreso definitivo al campo, entre versos e ideas recogidos del maestro fray Luis. Hoy, Unamuno, al cabo de los cien años de su venida a Sala­ manca y del descubrimiento de la ciudad dorada (Alto soto de torres que al ponerse), nos recuerda una y otra vez a Luis de León medi­ tando, orando En silencio fray Luis quedóse solo meditando de Job los infortunios, o paladeando en oraciones los dulces nombres de Cristo. o, quizá, tendido, gozoso, junto a la orilla del río mientras besa el agua del Tormes con sus cantos el soto del fraile y las besanas de los campesinos: De la Flecha, gozándote en la orilla, un punto te detienes en la presa que el soto de fray Luis cantando besa y con tu canto animas al que trilla. * * * Las fechas que en estos días conmemoramos nos han hecho recordar la senda escondida de fray Luis, ayudados en muy buena parte por la luz de otro gran poeta retirado también, en los comien­ zos de nuestro siglo, a la vera del Tormes.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz