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LA DEVOCIÓN CONFRATERNA!, DE LA VERACRUZ 113 ser la religión el opio del pueblo, si se nos perdona lo burdo de su enunciación, esté un tanto en contradicción con el entredicho pro­ cedente de las clases dominantes71 en la Ilustración contra el senti­ miento religioso del pueblo mismo, a quien desde luego no eran capaces de captarse los sucedáneos racionales e higiénicos arbitra­ dos en su sustitución. Y en esta segunda mitad del siglo xx, a propósito de cuya carac­ terización histórica nada hemos de apuntar, que en Sevilla los dia­ rios de gran circulación y ámbito nacional hayan de dedicar cotidia­ namente a los actos cofradieros un espacio que supera el de cualquier eco de la sociedad local que se acaba, es un fenómeno que no puede ser preterido ni ahora ni por los historiadores del futuro. Ut unde mors oriebatur, inde vita resurgeret. Antonio L inage C onde Castelló, 45 28001 Madrid Universidad de San Pablo (CEU) 71 Véase, por ejemplo, M. ROMERO SAMPER, Las cofradías en el reformismo de Carlos 111 (Madrid 1991).

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