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OPCIÓN DE JUAN DUNS ESCOTO ANTE DOS GRANDES.. 51 este tema tan interesante hemos reflexionado en otra ocasión ante la actitud que toma ante él San Agustín. No podía ignorar éste que sus maestros platónicos, en primer término el mismo Platón, pensa­ ban que las ideas se hallaban fuera de Dios, como paradigmas y modelos de las cosas. Impresiona, por lo mismo, constatar que San Agustín rompe decididamente con el platonismo más autorizado para declarar contra los que opinaban que Dios intuía algo fuera de sí mismo al construirlo: «Hoc opinavi sacrilegum est» 12. Parece que San Agustín sigue de cerca a Platón. Pero al llegar a este paso deci­ sivo da un frenazo mental y toma una dirección muy divergente de la platónica. Ante este historial tan complicado de la teoría de las ideas es hora de preguntarnos por la actitud de Escoto ante la misma. Ini­ cialmente proponemos dos momentos que ya dicen mucho sobre dicha actitud. El primero lo hallamos en De primo principio. Hablan­ do Escoto con el Ser Supremo, le dice: «No es necesario para mi intento tratar más extensamente de tu verdad y de tus ideas. Mucho se ha escrito sobre éstas. Pero aunque nunca se hubiesen dicho tales cosas, ni mencionado siquiera tus ideas, no por ello se conocería menos de tu perfección... Yo no tengo intención de detenerme aquí a discutir este término griego y platónico» 13. A decir verdad, no muestra aquí Escoto alta estima de la teoría platónica de las ideas. Y, sin embargo, las tiene muy presente, aunque siempre con un gran sentido crítico, como se irá viendo. El segundo momento que inicialmente queremos presentar es la actitud que toma Escoto ante sus colegas medievales, al no com­ partir su entusiasmo ante el traído y llevado principio: Bonum est diffusivum sui. Pese a que San Buenaventura utilice este principio en el capítulo VI de su Itinerarium para dar a una mente cristiana razones esclarecedoras de la Trinidad, Escoto se desentiende de todo este razonamiento metafisico-teologico. En nuestros días, M. Blon­ del se halla en esta línea escotista cuando afirma que dicho princi- 12 De diversis quaestionibus, o. c., n. 2, col. 30. Véase mi estudio Comentario a la breve cuestión «De ideis» de San Agustín, en La Ciudad de Dios, 200 (1987) 259-271. 13 Tractatus de primo principio, o. c., c. IV, n. 93. (Ed. A lluntis , p. 174).