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48 ENRIQUE RIVERA hizo Santo Tomás fue más honda y radical. Ahora bien, ante esta transformación tomista del aristotelismo es justo que nos pregunte­ mos por la actitud de Escoto. Es lo que quisiéramos ponderar en este estudio reflexivo. I. ACTITUD DE ESCOTO ANTE LA METAFÍSICA DE LA «ESSENTIA», FORMULADA POR PLATÓN-ARISTÓTELES Con una cúspide metafísica topamos en la primera sección del libro VII de la República de Platón. De ella parte una de las vertien­ tes metafísicas que corre hasta nuestros días. Nace en esa altura la llamada verdad ontològica, si bien Platón no usa esta fórmula metafísica. Ha tenido muchas impugnaciones, las tiene hoy. Pese a las mismas, place constatar que Escoto hizo de ella uno de los pila­ res de su pensamiento. Y somos muchos los que todavía vamos en pos de esta verdad ontologica. El texto de Platón a que nos referimos dice así: «Lo último que se percibe en el mundo inteligible, aunque ya difícilmente, es la idea del Bien, idea que, una vez percibida, da pie para afirmar que es la causa de todo lo recto y hermoso que existe en todas las cosas. En el mundo visible ha producido la luz y el astro señor de ésta, y en el inteligible la verdad y el conocimiento. Conviene, pues, que tenga los ojos fijos en ella quien quiera proceder sensatamente tanto en la vida privada como en la pública 7. Al margen de la incidencia de esta doctrina sobre la praxis subrayada en el último inciso, son de notar tres momentos en la teoría platónica de las ideas. En el primer momento se atestigua que las ideas «son», que forman un kosmos noetós, que Platón dice ser «lo inteligible». Descritas mil veces las ideas, nadie, sin embargo, lo ha hecho mejor que San Agustín cuando escribe: «Sunt formae quaedam, vel rationes rerum stabiles atque incommunicabiles, quae ipsae formatae non sunt, ac per hoc aeternae ac semper eodem modo sese habentes»8. 7 P latón , Rep., VII, 517 B-C. 8 S. Augustini de diversis quaestionibus, 83. Quaest., 46. PM. 40, 29-31.

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