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tos más altos y delicados del voluntarismo de Escoto que, sin mez­ cla de arbitrariedad, llega hasta el misterio de Dios al conocer y diri­ gir los futuros contingentes. Hondo tema, en verdad, que está pidiendo ulterior desarrollo. Tenemos ahora que pasar al examen del tercer momento de la metafísica de Escoto sobre las esencias, al considerarlas como entidades reales. Este tercer momento es una cúspide que bifurca la corriente metafísica del esse , propuesta por Santo Tomás, y la corriente de la essentia, propuesta por Escoto. Yendo en busca de su hontanar his­ tórico, se da con él en un pasaje del enigmático y discutido diálogo de Platón, El Sofista. En dicho diálogo conversan el Extranjero de Elea, buen conocedor de la escuela eleática presidida por Parméni- des, y el joven Teeteto, a quien ya conocemos por otro inolvidable diálogo platónico que lleva su nombre. Su coloquio versa sobre el ser y el no ser. La realidad de ambos parece incuestionable para comprender la constitución de las entidades reales y la posibilidad del error. Con esa suma delicadeza que tiene Platón para sus vene­ rados maestros, hace confesar al Extranjero de Elea, que se ve for­ zado a cometer como un parricidio — oion patraloían — por tener que disentir de su padre en el saber, Parménides. Confiesa que de niño le dio esta enseñanza: «Nunca obligarás con la fuerza al no ser a que sea». Y, sin embargo, ahora en su madurez las propias convic­ ciones le obligan a decir: «Nos es necesario defendernos de la afir­ mación del padre Parménides, para examinar finamente y vernos forzados a que el no se r— me ón — es como el se r — tó ón —. Igual­ mente, el ser es como el no ser »66. Oso afirmar, no sin cierto recelo de perspectivas mejores, que en este pasaje platónico se halla la divisoria de la metafísica de Santo Tomás y de Escoto. Santo Tomás se atiene a Parménides. Mantiene la absoluta primacía del esse. Pero en vez de mantener la drástica postura del filósofo griego, al juzgar que el esse es uno y único, Santo Tomás lo contempla como perfección suma de todos los seres, pero al mismo tiempo limitado por la potencia subjetiva, que es la OPCIÓN DE JUAN DUNS ESCOTO ANTE DOS GRANDES... 77 66 P latón , El Sofista, 237-259. Seguimos la traducción de A guilar , Obras Com­ pletas de Platón. Pero en los momentos cumbre, 237 a y 241 d, damos traducción personal del texto.

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