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58 ENRIQUE RIVERA ca de las ideas de Platón que a Aristóteles. Y esto por un doble moti­ vo. Porque la «natura communis», sin ser ni de lejos la encarnación de la idea platónica en lo sensible, ha asumido de ella un sentido de universalidad desconocido por Aristóteles. En segundo lugar, por­ que Escoto aplica más radicalmente que Aristóteles, en seguimiento de Platón, la ineludible conexión entre el pensar y el ser. En otro estudio he intentado hacer ver que el paralelismo entre pensar y ser ; formulado por Parménides, se mantiene muy vivo en el pensa­ miento franciscano contra quienes le atribuyen un afectivismo inte­ lectual que no cultivó. San Buenaventura utiliza este paralelismo para juzgar válida la prueba anselmiana de la existencia de Dios25. Escoto se halla igualmente en esta línea. Por este motivo, al estudiar la contextura de la formación del universal, juzga insuficiente la correspondencia entre el pensar y el ser si el universal tan sólo se lo funda en la semejanza que se da entre los individuos de la misma especie. Escoto piensa que el paralelismo noético-metafísico exige mucho más26. De aquí que haya visto en la «natura communis» una realidad media entre lo concreto singular y lo universal abstracto. Suscita problemas esta realidad media. Pero es de alabar el atrevido esfuerzo de Escoto por dar consistencia a nuestros conceptos uni­ versales, base ineludible de nuestros saberes teológicos, filosóficos, científicos27. 3. M etafísica del individuo Es muy parco Aristóteles en exponer esta metafísica. No le iba con su mentalidad. Porque si bien es cierto que, como ya hemos 25 He desarrollado este tema en mi estudio Supuestos filosófico-teológicos de las pruebas de la existencia de Dios en San Buenaventura, II. El paralelismo gnose- ológico, en S. Bonaventura, 1274-1974, III. Philosophica, Grottaferrata (Roma) 1973, pp. 229-258. 26 A mi parecer, el paralelismo noético-metafísico ha sido poco estudiado por los escotistas. Pese a sus inmensas distancias, se da un claro acercamiento entre Escoto y Leibniz, ya advertido por los historiadores, pero poco clarificado. 27 Eric A lliez , Les temps capitaux, tome I. Récits de la conquête du temps, Les édit- du Cerf, Paris 1991, pp. 269-309, estudia el influjo de la «natura communis» en el aspecto ético, social y político. Nos parece un estudio algo desorbitado.

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