PS_NyG_1995v042n002p0007_0043

14 SATURNINO ARA VIDA APOSTÓLICA DE LOS HERMANOS Para comenzar, llamamos la atención sobre la gran novedad que supone la elaboración y presentación del capítulo IX de las Constituciones de los Capuchinos, empeñado en trazar las líneas de una pastoral evangelizadora, tema fascinante y retadorl6. Habrá tam­ bién que hacer notar — por si quizá, a su debido tiempo, no se cayó en la cuenta de hallarse ante una nueva época— que algunas de las actividades apostólicas que se recogen y señalan en este capítulo IX están implantadas, ejercidas y reguladas desde hace siglos. Y que somos, ahora, llamados a desplegar una acción pastoral de evange- lización, tan distinta, dado el fenómeno generalizado del debilita­ miento de la fe y la difusión de la increencia entre nosotros 17. El capítulo IX de las Constituciones, que en ediciones prece­ dentes incluía entre su normativa la referente a la formación y pre­ paración para el apostolado, concretamente, la predicación de la Palabra, en su versión actual presenta unos principios sobre nuestro apostolado, en general: misión de Cristo y de la Iglesia (const. 144), dejando para el capítulo XII la misión «ad gentes». Describe las carac- Madrid 1995, pp. 182-184, donde se habla del nuevo ardor, como nota de la nueva evangelización, el cual requiere saber estar ante el aborto, el divorcio, etc. 16 «Me dispongo a escribir acerca de un tema fascinante: el anuncio del Evan­ gelio. Fascinante no sólo porque a ese nivel intimo e individual mencionarlo es una provocación para reavivar el amor a Cristo, razón de la existencia; sino fascinante también porque en toda la anchura histórica y presente de nuestro proyecto de her­ manos menores capuchinos el apostolado, mejor dicho, el anuncio del Evangelio, ha enloquecido a la Orden. Esta es nuestra grandeza y debilidad. Nuestra grandeza porque la proclamación del Evangelio es lo que ha dado la talla a los capuchinos (no niego que igual a los hermanos que militan por Cristo en otras congregacio­ nes... ¿quién podrá poner tope al amor?). Y digo que nuestra debilidad, porque el apostolado nos come, y no raramente caemos en el engaño. Por algo decía el P. Clementino de Vlissingen en 1964, al planificar la renovación de las Constitucio­ nes, que el problema crucial de la Orden era la compaginación entre su ritmo inter­ no de vida y su fidelidad al ministerio». R. M. Grández, Cartas sobre las Constitucio­ nes, Burlada 1984, p. 217. 17 Cf. *P ara qu e el m un do crea » (Jn 17,21, Plan pastoral para la Conferencia Episcopal Española (1994-1997), aprobado por la LXI Asamblea Plenaria, en Eccle- sia, n. 2.683, y mayo 1994, pp. 8 (676) y ss., y también Grández, Ibidem , p. 218: Conciencia del momento presente.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz