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38 SATURNINO ARA especial eficacia de evangelización, y también en la formación individual de sus miembros, para que difundan el Reino de Dios no sólo con el ejemplo de su vida, sino también mediante diver­ sas formas de actividad apostólica». La denominada Orden Franciscana Seglar, tal vez, Secular, no parece ser una asociación de apostolado y menos aún de apostola­ do seglar, sino que, como escribe correctamente el texto de la cons­ titución, de la que comienzan ya por distanciarse el título marginal de las versiones castellana e italiana, es una asociaión de fieles. Entre las asociaciones de fieles debemos situar y distinguir las aso­ ciaciones mixtas, clérigos y laicos, las de fieles laicos, las de fieles sacerdotes o clérigos y, finalmente, las Órdenes terceras. La Orden tercera franciscana, a la que pertenecen tantos clérigos y un porcen­ taje mayoritario de laicos, merece un tratamiento especial y muy particularizado. Pero dejemos esta cuestión para los especialistas en la materia59. Recordamos que el punto segundo de la constitución 152 pide que los hermanos capuchinos colaboren con los seglares —¿por qué no con los clérigos?60— franciscanos, a fin de que sus fraternidades progresen como comunidades de fe, dotadas de especial eficacia de evangelización. El mismo punto compromete a los capuchinos a que, además, ayuden a sus miembros —¿todos, también los cléri­ gos?— a fin de que se formen para la difusión del Reino de Dios no sólo con el ejemplo de su vida, sino también mediante diversas for­ mas de actividad apostólica. Concluiremos diciendo que la constitución 152 invita a los her­ manos capuchinos a respetar la autonomía de los laicos, seglares, y, en extraño maridaje, la de los miembros de la Orden Tercera Secu­ lar, compuesta de clérigos y laicos, y también a impulsar su misión evangelizadora y el compromiso de presencia pública en el servicio 59 Véase el título V del libro II del vigente Código de Derecho Canónico: «De las asociaciones de fieles», cánones 298-329. 60 No estamos jugando con simples términos, sino con ideas que unas deter­ minadas expresiones no han logrado exponer ni aclarar. En general, se vive una mayor riqueza de ideas que, tal vez, se ha temido reflejar por condescencendia con un clima de sospecha ante lo que suena a clerical.

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