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EL PATRIMONIO ESPIRITUAL DE LOS HERMANOS. 21 El punto cuarto de la constitución 145 presenta también otro aspecto del anuncio del Evangelio por parte de los capuchinos: la proclamación ante los poderosos o los responsables de los pueblos del mensaje de conversión a la justicia y al deber de conservar la paz, aspectos que, descritos en clave de nueva evangelización, com prometen con el esfuerzo de serios estudios de teología, en general, de la Doctrina social de la Iglesia, en particular, y luego, en concre to, de política, de economía, de antropología, demografía, medios de comunicación social, etc., es decir, con la adquisición de aque llos conocimientos que permitan estar presentes en el área privile giada de la cultura de hoy y lugares donde se forja la cultura del mañana 30. «Dediquémonos gustosamente a cualquier ministerio y activi dad apostólica con tal de que estén conformes con nuestra forma de vida y respondan a las necesidades e la Iglesia; y, siendo cons cientes de la minoridad, asumamos generosamente aquellos mis terios que se consideran especialmente difíciles»31. No se pone, pues, límite a la actividad apostólica del capuchino, siempre que ésta sea y esté conforme con las necesidades de la Igle sia y responda a las exigencias de la minoridad, expresión que resu me el carisma franciscano. Se pide algo más al capuchino: que bus que situarse en el limite fronterizo que, ahora y aquí, se define como situaciones o ministerios especialmente difíciles32. 30 Recientemente se han hecho públicos dos documentos de gran actualidad apostólica y ciertamente desafiantes para el hermano menor capuchino, sin distin ción de clérigo y laico. Se citan, a modo de ejemplo: Consejo Pontificio «Justicia y Paz», Las modernas actividades financieras, y Pontificio Consejo para la Familia, Evoluciones demográficas: dimensiones éticas y pastorales. 31 Constitución 145,5. 32 «Il teologo sudamericano J. Sobrino esprime quest’audacia nella formula: andare “nel deserto, in periferia e alla frontiera”. Nel deserto: lì dove non c’è nessu no; in periferia: lì dove c ’è povertà umana, senza potere e con mezzi deboli; in frontiera: lì dove si corrono i rischi (cf. V. Codina, N. Zevallos, Vita religiosa, Storia e teologia, Cittadella, Assisi 1987, 74)», escribe Aubry, Vita consacrata. Un dono del Signore alla Chiesa, o. c., p. 215, nota 28. En el texto de la misma página 215, y tras haber presentado previamente las condiciones espirituales e institucionales en las que los religiosos realizan su misión, a saber, «como personas consagradas», «como
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