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296 SARA CARRARO Las abejas ni panales no llegan a su pureza, no son de tanta limpieza, La reina de la realeza, ni las perlas orientales mcis linda qu ’el sol de mayo , 177 En su papel de Mediadora Universal, María es, sobre todo, sal­ vadora y protectora. Nuestra miserable vida, gracias a Ella Nuestra vida lutuosa, si a ti, señora, se arrima, reina que Dios tanto estima, no puede ser peligrosa . 178 Y el sudor de María, aquel rocío de sudor del que hemos habla­ do antes, es medio de salud eterna: ¡Oh bendito quien pudiera condenado ni perdido, ser de tal sudor ungido, cuya lindeza de olores que luego le sucediera pudo quitar pestilencia /179 tal salud que no muriera porque la divina esencia y en los abismos por ti da mil vidas de nuevas oídas y muda sentencias su pena mejora . 180 de almas perdidas, Su ayuda no se agota porque es madre «celosa de nuestra virtud»: ¡Oh, fuentes de fuentes! sellada, tú manas diluvios crecientes de fe, con que sanas las almas dolientes, y al fin tú las ganas por su guiadora . 181 Salud de nuestra saludes, medio de nuestra exención, suplicóte que me ayudes, pues que la gracia y virtudes de tu mano, reina, son ; 182 177 Ib., p. 225, w . 549-550. 178 Ib., p. 94, w . 89-92. 179 Ib., p. 83, w . 421-427. 180 Ib., p. 131, vv. 46-52. 181 Ib., p. 132, w . 130-136. 182 Ib., p. 135, w . 101-105.

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