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242 SARA CARRARO Su presencia en la corte no está documentada como continua. Seguramente se retiró de manera definitiva de la corte hacia el año 1495 para entrar en el convento de San Francisco, en Valladolid, donde lo encontramos en el año 1502, nombrado por la autoridad competente intermediario vigilante en los graves altercados con los dominicos de la misma ciudad, originados por el sermón del padre Martín de Alva en el día de la Inmaculada, lo que testimonia la esti­ ma y respeto de los que le conocían. Debió de morir pocos años más tarde, porque en una obra de 1508 se le daba como reciente­ mente fallecido. II.2. OBRAS 11.2.1. P r e d ic a d o r Fray íñigo no era un fraile mendicante en el sentido más puro: era un fraile cortesano, precisamente un predicador en la corte. Muy poco se sabe de esta actividad, porque no nos ha llegado ninguno de sus sermones. Parece que era el predicador predilecto de la reina Isabel. Gracias a las obras que de él nos quedan podemos imaginar cómo fue su predicación. Primeramente, siendo franciscano y de la Observancia, intentó vulgarizar los Evangelios, hacerlos accesibles a todos y, en su caso, a los cortesanos, aunque a veces de manera algo grosera. Como hemos visto, no fue muy amado en la corte, ni por el mismo rey Fernando. Supongo que la reina lo prefería por­ que en sus obras, y probablemente incluso en sus sermones, no per­ día ocasión para polemizar contra la corrupción moral y también política. Todo eso es lo que sobresale en sus obras político-morales y religiosas. 11.2 .2 . O br a s p o l ít ic a s En su actividad en la corte, Mendoza se ocupó también de polí­ tica y, al componer obras que a primera vista parecen una apología del nuevo reinado, el fraile no perdió ocasión para proveer a los

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