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294 SARA CARRARO y penados de un dolor, y en una cruz abrazados! Mas tu clemencia divina disimula sus gemidos, por damos, Señor, doctrina cuando no somos aína respondidos. no quieren ser desiguales ni llevarse demasía! Con su propia pena siente la del otro cada cual, ¡oh, compañía excelente, en la cual el mal se siente por igualf168 A los pies de la cruz, el Cristo mira a su madre: /Quién lo viera cuál miraba ¡Oh, cruz, cómo te abrazaba a su madre tan aflita! aquella reina bendita / l69 ¡Oh, cruz, cómo te besaba! Hasta el punto en que el Hijo muere: A la hora nona de verlo defunto nuestra gran señora muere y vive junto, y en triste punto al sol que la fama, y luz no derrama. Del costado abierto dolor que atormenta, de lo ver muerto la Virgen lamenta; puesta está en afrenta, porque más lo ama, llorando su cama . 170 D ogm a s M a rian o s Al hablar de las imágenes de la maternidad, ya hemos encon­ trado el dogma de la Virginidad y de la Maternidad Divina. Voy a tratar ahora de lo que se refiere a la pureza de la Virgen, a su Con­ cepción Inmaculada, definida como dogma sólo desde el siglo pasado (1854), pero en aquella época era ocasión de debates. Dice Montesino, franciscano y, por consiguiente, sostenedor de la Con­ cepción Inmaculada de María, en las Coplas en gloria de Nuestra Señora: 168 Ib., p. 126, w . 86-90. 169 Ib., p. 251, w . 67-80. 170 Ib., p. 131, w . 36-38.

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