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FRAY ÍÑIGO DE MENDOZA Y FRAY AMBROSIO.. 287 Si para todo recién nacido la leche materna es nutrición indis­ pensable para vivir y crecer, para el Hijo de Dios esta leche no puede simplemente ser un alimento físico, porque «no es natural cosa«: es «sabrosa», tiene la fuerza para la «victoria real» del Bien sobre el Mal. Esta «leche virginal», enviada de Dios para consolar al Niño, resulta ser sustento espiritual para la vida de cada cristiano. La Virgen es el instrumento del que Dios se sirve para la salvación de los hombres. Por Ella misma, con su intercesión, la cristiandad puede llegar a Dios. L a fig u r a d e M aría Paso a considerar ahora las distintas perspectivas bajo las que se ve a María. Por supuesto, la más extensa es la de la prima Isabel, que constituye también parte del Ave M aría. (Ya he tratado la sensi­ bilidad franciscana hacia las innovaciones litúrgicas). Es el saludo por excelencia de la Iglesia a la Virgen y no podía faltar en Monte­ sino su versión poética: Sobre todas la mujeres es Dios, cuya madre eres eres y serás bendita infinita . 139 con el fruto que parieres, Los versos que siguen son interesantes porque se establece un diá­ logo entre los dos niños, el Bautista y Jesús, en el que ellos también se saludan a través de las bocas y orejas de las respectivas madres. Sigue hablando Isabel: El calor que de tu beso el cual todo se levanta dio a mi hijo p o r tu boca, a loar tu alto nombre, en la f e lo tiene preso, como quien de ver se espanta y su gozo y nuevo seso en ti hecho, madre santa, a tu vista lo provoca, a Dios hombre. 140 Para consolar a la Virgen después del parto, angustiada por la miserable situación en la que el mundo acoge al Salvador, llegan los ángeles, que la van a rodear: 139 Ib., w. 721-730. 140 Ib., p. 96, w. 173 -189.

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