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FRAY ÍÑIGO DE MENDOZA Y FRAY AMBROSIO. 279 se apresura y no se muestra, porque no le estaba bien que allí la mirase alguien, para la doctrina nuestra ; 105 El andar le procura cansancio y Montesino no olvida buscar una comparación digna de la Madre de Dios, aunque sea algo tan peque­ ño como un rocío de sudor: Su rostro deificado alteraciones comienza, del andar apresurado y de haber en el obrado mil colores la vergüenza; y entre color y color como aljófar parecía un rocío de sudor que al sol lleva en el valor demasía . 106 y este sudor no puede menguar su belleza: Vieras en ella colores diversos en fermosura, y de mucho andar, sudores, más que bálsamo ni flores de frescura . 107 En su camino la Virgen no es sola: Hacíale Dios un viento que entre los cedros rugía que le puso pensamiento no ser aire de elemento, según su dulce armonía; e como el viento le daba de parte de las espaldas, como águila volaba, que tardanza no causaba tener faldas . 108 Montesino empieza esta copla con un tema divino y la concluye con algo muy terrenal y humano, como lo es el impedimento que las fal­ das podían causar. Nuestro autor no olvida nunca su misión apostóli- 105 Ib., p. 83, w . 391-400. 106 Ib., w . 416-420. 107 Ib., p. 84, w . 501-510. 108 Ib., p. 94, w . 61-68.

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