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FRAY ÍÑIGO DE MENDOZA Y FRAY AMBROSIO. 267 dilatar sobre esta parte de la producción de fray Ambrosio más que lo necesario para poner de relieve los elementos que interesan a mi estudio. La cumbre de su predicación es la moralización, hasta con­ vertir sus sermones en verdaderas homilías bíblicas, característica típica de la oratoria sagrada española hasta el siglo xvm. Muy breve­ mente dejo la palabra a Álvarez Pellitero, que explica claramente la diferencia: el género de la oratoria sagrada de carácter homilético «consiste en declarar pasajes de la Escritura sacando de ellos doctri­ nas y exhortaciones para la reforma de las costumbres y el perfec­ cionamiento ascético. Los textos se explican mediante el recurso encadenado a otros textos, con el apoyo de citas de los Santos Padres y otros escritores eclesiásticos. En contraposición a esta téc­ nica, el sermón clásico francés, que imita la oratoria forense greco- latina, parte de una proposición que desarrolla en argumentación cerrada, con la añadidura de una peroración final»71. Fiel al principio de San Francisco, que encomendaba a sus frai­ les la brevedad en la predicación, fray Ambrosio no predicaba más de quince-veinte minutos (es lo que resulta de una proclamación experimental de algunos sermones). A él le interesa «una moraliza­ ción práctica, genérica o específica. Aun los momentos de contem­ plación devota desembocan en una aplicación ascética de repren­ sión de los pecados»72. En ninguno de los sermones de Montesino se transparenta la crítica social o denuncia cortesana: los sermones que nos han sido transmitidos parecen ser destinados al pueblo en general. Una vez más nos encontramos frente a la fidelidad del fraile franciscano hacia el Santo fundador de su Orden. II.2.2. T raductor Fray Ambrosio fue conocido en su época sobre todo por su elegante prosa en la traducción de la Vita Christi de Ludolfo de Sajo­ rna, la famosa obra de religiosidad bajomedieval europea. Esta tra­ ducción le fue encargada por los Reyes Catolicos. El primer volu- 71 Ib., p. 79. 72 M en én d ez y P e la y o , o . c ., p. 56.

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