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266 SARA CARRARO muy anterior: es de 1485, la fecha de uno de los poemas compues­ tos por mandato de la reina Isabel. Fray Ambrosio gozaba, por tanto, de la confianza de la reina, que le encomendaba misiones de pertenencia familiar, así como le estimaba como intelectual. Fue un teólogo del reinado, pero no se dejó comprometer demasiado en críticas sociales, como hacía Men­ doza; se destacó por su discreción y disfrutó del favor del rey Fer­ nando, incluso después de la muerte de la reina. El 30 de agosto de 1512 es nombrado obispo de Sarda, en Alba­ nia, donde nunca estuvo, pues se documenta la presencia, ya en el año de 1513, de otro ob ispo68. El suyo fue un nombramiento de obispo auxiliar. Más exactamente: «se dice en España Sagrada que fray Ambrosio “murió en Madrid, siendo obispo de anillo del carde­ nal Cisneros, el 29 de enero de 1514, y está enterrado en Huete”»69. II.2. OBRAS II.2.1. P r ed ic a d o r A causa de la falta de un estudio general sobre la predicación sagrada en España, es poco lo que conocemos de los sermones de fray Ambrosio. Entre los que se poseen ni siquiera se tiene la certe­ za de que pertenezcan auténticamente a nuestro escritor. Sus piezas oratorias están incorporadas en la segunda edición de Epístolas y Evangelios por todo el año, publicada en Zaragoza en 1525. No se sabe cuándo fueron escritas. Parece que fueron incluidas en la sobredicha edición de textos bíblico-litúrgicos por voluntad de sus compañeros de Orden o de los mismos impresores. Álvarez Pellitero, en su estudio sobre la producción literaria de nuestro autor, llega a la conclusión de que los sermones de Monte­ sino «encierran en su composición el interés de la convergencia de la tradición medieval con una intención moderna» 70. No me voy a 6 8 S. R o d ríg u e z P u é r to la s , o . c ., p . 24 69 Á lv a re z P e llite r o , o . c ., p. 68. 70 Ib., p. 73.

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