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262 SARA CARRARO ¡O quán triste que será que no te conoscerà, esta madre virginal! según pareces mortal Z 56 ¡O Señor y que hará, El clímax del dolor de la Virgen lo encontramos justamente en las Coplas de la Lamentación a la qu inta angustia, en las que la Vir­ gen tiene su Hijo en los brazos: Fijo mío, ya espiraste, ¡ay, que no puedo valeros! Yo, mi bien, me muero en veros ; iquán diferente quedastes, que no puedo conosceros! D o gm a s M a riano s Toda la poesía religiosa de Mendoza es un intento de difusión y explicación de los dogmas marianos. Resulta difícil elegir entre los cop iosos versos que de esta materia tratan, los que puedan mejor explicar la devoción mariana de fray íñigo en este aspecto. Ya los tres versos que siguen resumen todo el pensam iento de nuestro poeta: ¡O quán nueva novedad, parir con virginidad y concebir sin ser dos Z 58 La imagen más famosa en la Edad Media para explicar el misterio de la virginidad de María es la del rayo de sol y la vidriera 59. La encontramos, naturalmente, también en Mendoza en las palabras del Ángel en la Anunciación: 56 Ibid., copla 14. 57 Ibid., p. 215, copla 1. 58 Ibid., p. 5, copla 12. 59 Imagen que en la tradición mística ilustra el estado contemplativo cuando el alma se siente envadida por Dios. Cf. W hinnom , o . c ., p. 277. Vuestras penas fenescieron y las mías comentaron: pues mis ojos que las vieron lloren bien, pues que perdieron quantos bienes desearon 57.

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