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238 SARA CARRARO sino el que a los sencillos les resultaran más intelegibles los miste­ rios de la fe. Su mérito y éxito fue poner en contacto las experian- cias de la vida cotidiana con la experiencia religiosa. En particular, la devoción y culto de la Madre de Dios fue una de las principales características del influjo de renovación evangéli­ ca que Francisco de Asís suscitó en la Iglesia. Es precisamente en la Orden Franciscana donde se evoluciona y desarrolla el culto de los gozos y dolores, sobre todo gracias a sus predicadores. La presencia del tema de la Virgen María en la literatura espa­ ñola es copiosa, sobre todo en la época medieval. Clasificar las com­ posiciones literarias, en las que la poesía ha buscado su inspiración en la Virgen Santísima, significa ponerse a espigar en lo más florido y abundante de la literatura religiosa, la cual, en la mayor parte de sus composiciones, tiene por objeto a la Virgen María. Con la difusión del culto mariano se compusieron himnos, se dedicaron a la Virgen días festivos e iglesias; y también en la litera­ tura empezó a tener un papel importante, con una evolución sor­ prendente ya desde el siglo xi. La figura señera en la literatura mariana medieval es, sin duda, Berceo, porque evidenció el sentido teológico y mariano con el que la cristiandad románica leía la Bibla. Al culto de la Virgen dedicó tres de sus diez poemas. La devoción a la Virgen está expresada en Berceo «con sinceridad candorosa, con sentimiento de tipo filial, en que María es la defensora del hombre ante Christo, como una madre cariñosa»2. Un poco posteriores, las Cantigas del Rey Sabio reflejan una poesía mariana ya evolucionada hacia una poesía de tipo trovado­ resco, en la que la Virgen llega a ser la más alta y verdadera Señora de los pensamientos de los poetas, y a la cual el rey poeta pide poder ser su trovador. En el siglo xiv tenemos dos grandes cantores marianos: el arci­ preste de Hita y Pero López de Ayala. Entre los poetas del siglo xv tenemos a Fernán Pérez de Guzmán, quien, después de sus inter- 2 A. V alb u en a P r a t , Historia de la Literatura Española, vol. I: El mester de cle­ recía, Barcelona 1950, p. 77.

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