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248 SA RA CARRARO El estilo de Mendoza, que Darbord no duda en paragonarlo al de Berceo, «n’est pas toujours d’un goût raffiné, mais c ’est bien l’expression d’un tempérament vigoureux, d’une véhémence oratoi­ re qui ne fut pas sans écho»20. Sorprende cómo esta fusion culto- popular no tenga seguidores (excepción hecha por Montesino): «para llegar a los verdaderos continuadores de estos frailes, popula­ res y cultos a la vez, habrá que dar un salto hasta Lope, Valdivieso y el Góngora de la primera época. Parece como si en este arte se extinguiera, en plena juventud y comienzo, una vida llena de enig­ mas y posibilidades»21. II.3. SENSIBILIDAD ARTÍSTICA Y DOCTRINAL La producción religiosa de fray íñigo refleja muchos rasgos de la experiencia literaria de su orden, sobre todo por su «primitivismo evangélico y sentimiento de la fraternidad humana expresados de forma simple y sin excesos decorativos»22. En particular de la Obser­ vancia fray íñigo toma el entusiasmo hacia el tema de la Virgen- Madre y del Niño Dios, el tierno sentimentalismo, el loor de la pobreza, la defensa de la Concepción Inmaculada de María y el dolor de la Virgen ante la pasión y la muerte del Hijo. La influencia que la obra de Lodulfo de Sajonia ejerció en los escritores de la época, incluso en fray íñigo, es indudable, aunque Whinnom tenga algunas reservas 23: aprobada por el Concilio de Basilea en 1439, fue traducida al portugués en 1446, y al castellano solamente en 1503, por fray Ambrosio Montesino, con la que se introdujo en la península la llamada literatura cristológica por la Imi- tatio Christi. De todas formas, lo peculiar de Mendoza es su predisposición hacia la discusión teológica embebida de su espíritu franciscano de desprecio antiintelectualista, como podemos ver en la copla que sigue, donde al hablar del amor de Cristo exclama: 20 Darbord, o . c ., p. 77. 21 P ra t, citad o p o r R od rígu ez P u é rto la s, o . c ., p. XXVI. 22 Ibid. 23 Cf. W hinnom , o . c ., p. 287.

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