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214 ANDRÉS S. ÁLVAREZ White está convencido que el cristianismo, basado en la narra­ ción bíblica, ha desarrollado una concepción dualista del universo, en la que coloca al hombre fuera y por encima de todo lo creado. White está convencido de que el cristianismo, basado en la narración bíblica, ha desarrollado una concepción dualista del uni­ verso, en la que coloca al hombre fuera y por encima de todo lo creado. Un ser que, lejos de ser producto de la evolución natural, ha sido creado por Dios, según su imagen, con absoluto dominio sobre lo que le rodea: «Aunque el cuerpo del hombre ha sido for­ mado del barro, no pertenece a la tierra, porque ha sido hecho a imagen de Dios«14. Por eso, mientras no se modifique esta actitud cristiana hacia la naturaleza, mientras no cambiemos nuestra manera de ver las cosas que nos rodean y desarrollemos una nueva visión del universo, en que los seres humanos y otras formas de vida formen parte de un todo, interdependiente, aunque cada uno con su propia función y en su propio lugar, no será posible superar la crisis ecológica. White, un prestigioso historiador de la Universidad de Califor­ nia, sostiene que las ideas conforman la conducta ecológica, y que la ciencia y la tecnología modernas están informadas por el ambien­ te social en que nacieron. Nuestra forma de actuar está dominada por la idea del progreso que era desconocida por la civilización greco-romana, pues tiene su origen en la sociedad cristiana medie­ val. «Puesto que tanto el movimiento científico como tecnológico se inicia, adquiere su carácter y predominio mundial en la Edad Media, no podremos entender la naturaleza y el impacto en la ecología sin conocer los presupuestos ideológicos de la época»15. Muchos pensadores cuestionan la hipótesis de que la tecnolo­ gía moderna se origine en la Edad Media, de que la ciencia y la tec­ nología occidental hayan surgido de las actitudes cristianas hacia el medio en aquella época. Jacques Ellul opina que la cristiandad de la Edad Media consideraba la técnica como demoníaca, y que esta­ ba tan preocupada por la otra vida que carecía de interés por una civilización tecnológica: «La cristiandad condenaba el lujo y el dine- 14 Ibid., p. 1205. 15 Science, ibid.. pp. 1204-1205.

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