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pero posteriomente fueron adoptadas por el cristianismo, y cuando la religión cristiana se convirtió en la religión del Imperio Romano en el siglo iv, este pensamiento bíblico se extendió por todo Occi­ dente 5. Moltmann 6 opina también que la crisis ecológica tiene su causa más profunda en la religión por cuanto que las tecnologías humanas que han depredado la tierra están relacionados con princi­ pios y convicciones básicas del ser humano que enlazan con el sen­ tido de la vida, es decir, con valores religiosos. Pero, contrariamente a la opinión de White, la imagen del hombre explotando sin escrú­ pulos la tierra, la concepción antropocéntrica del universo, en que todo está orientado al hombre, porque el hombre es el fin inmedia­ to y corona de la creación, no proviene de la Biblia. Para las tradi­ ciones bíblicas, tanto judía como cristiana, Dios creó el mundo para su propia gloria. La idea bíblica de la creación no es antropocéntri­ ca, sino teocéntrica. Todo lo que existe, incluso el hombre, que ocupa un lugar especial por ser imagen de Dios, han sido creado para alabanza y gloria del Creador. Pensando posiblemente en White, Moltmann se lamenta de que la narración del Génesis haya sido con frecuencia utilizada para legi­ timar la voluntad de dominio y explotación que caracteriza nuestra civilización moderna; pero esa hipótesis no tiene base en la Biblia, aunque no niega que ideas procedentes de la religión judeo-cristia- na hayan configurado sistemas de valores que han conducido a una explotación inmoderada de la tierra. La depredación ambiental se inicia, según el autor, en Europa con el Renacimiento, hace escasa­ mente cuatrocientos años, y no se puede atribuir al mandato de Dios de «Creced y multiplicaos y dominad la tierra», que tiene más de tres mil años. A partir del Renacimiento, Occidente deja de ver a Dios en sus atributos de bondad o verdad y le percibe como el Todopo­ deroso, como Creador del universo, al mismo tiempo que lo relega a la esfera de lo trancendente. Pero el hombre sigue sintiendo la necesidad de asemejarse a Dios, ahora en sus atributos de dominio y de poder. De ahí que, para Moltman, la reconstrucción ecológica tiene que comenzar por el descubrimiento del Dios Trino y Uno, un ¿ES LA RELIGIÓN JUDEO-CRISTIANA RESPONSABLE...? 211 5 Lynn W h ite , Jr., Historical Roots o f Our Ecological Crisis. Science, vol. 155 (marzo, 10, 1967, pp. 1203-07. 6 Jürgen M oltm ann , Dios en la creación , Salamanca, Ediciones Sígueme, 1987.

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