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236 ANDRÉS S. ÁLVAREZ sición, por tanto, al dinero es una consecuencia lógica del espíritu de pobreza. Pero, como escribe Leclerc, la pobreza no solamente implica el rechazo a poseer, sino una voluntad de comunión univer sal; porque si San Francisco «rehúsa a toda adhesión particular es para ser libre de amar a toda la creación»70. El ejemplo de San Francisco, su identificación con la naturale za, su visión de un mundo donde los animales, las plantas e incluso las cosas inanimadas son nuestros hermanos y hermanas, pueden ayudar a la humanidad a alcanzar la armonía con el medio, de tal forma que refrene la actitud rapaz que está agotando los recursos de nuestro planeta. Quizá una de las razones por las cuales los cristianos no han mostrado suficiente interés por el medio ambiente es porque la teo logía se ha centrado en las relaciones humanas, se ha preocupado casi exclusivamente por el hombre, olvidándose de otras formas de vida que comparten con nosotros el planeta. Ahora la humanidad comienza a darse cuenta de la interdependencia de todas las cosas creadas, y que la destrucción del medio natural pone en peligro no solamente la calidad de vida humana, sino la misma existencia del hombre sobre la tierra. No en balde la cosmovisión franciscana ha adquirido hoy día tanta actualidad. Pero esa visión tiene que completarse con un cambio en estilo de vida de la gente, con una forma más moderada en el uso y la adquisición de los recursos naturales, con una actitud de respeto y de mayor consideración con lo que nos rodea. El mérito de San Francisco consiste en enseñarnos esa herman dad cósmica no de una manera teórica, sino práctica, vivencial y de mostrarnos el estilo sencillo de vida compatible con nuestro peque ño planeta; porque, como remarcó Arnold Toynbee en cierta oca sión, si queremos hacer la tierra habitable por otros dos mil años, tenemos que abandonar el ejemplo del rico comerciante Pietro Ber- nardone y seguir la vida del pobre y humilde Francisco de Asís. Andrés S. Á lva rez Puebla, Universidad de Las Américas 70 Eloi L eclerc , El canto de las fuentes, Buenos Aires, Ediciones Castañeda, 1979, p. 87.
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