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¿ES LA RELIGIÓN JUDEO-CRISTIANA RESPONSABLE...? 233 padres del desierto y los santos irlandeses, para mencionar algunos ejemplos. San Crisóstomo, refiriéndose a los animales, decía: «Tene mos que mostrarles dulzura y bondad por muchas razones, pero sobre todo, porque tienen el mismo origen que nosotros»59. Susan P. Bratton 6o, en un estudio sobre el monaquismo de la antigüedad, ha demostrado que el amor de San Francisco a la natu raleza enlaza con una tradición de mil años que se manifiesta en la vida de los primeros monjes que se retiraron al desierto, y valora ron la naturaleza en su estado natural, como lugar propicio para la comunicación con Dios y para establecer una relación amistosa con los animales. Aunque, algunas veces, se muestra a los anacoretas ejerciendo cierto poder sobre las criaturas inferiores, sobresale la relación de respeto, de ayuda mutua, de servicio y compañerismo que existe entre los monjes y los animales. Bratton sugiere también que los escritos sobre los monjes del desierto influenciaron el mona quismo irlandés, que, a su vez, ejerció un fuerte impacto en la vida de San Francisco. Opinión que comparte E. Armstrong61. Pero la cosmovisión franciscana no ha sido siempre bien com prendida. Algunos han visto en el «Cántico al hermano Sol» la expre sión poética de una filosofía panteísta. Bill Deval62, Nash 63 y otros ven en la figura de San Francisco una especie de precursor de la «ecología profunda» que depone al hombre de su antigua condición de señor, origen de la expoliación ambiental, y lo coloca en igual dad biológica con las demás creaturas. Para estos autores la frater nidad universal franciscana niega toda jerarquía en la creación. El hombre es un ser más del universo. Sólo de esta forma se podrá proteger el ecosistema, como dice Taylor, pues si la causa principal del abuso ecológico es la creencia de la superioridad humana, úni- 59 Citado por A t tfield , en Ethics of Environmental Concern, Oxford, Black- well Publisher. 60 Susan P o w er B ratton , The Original Desert Solitaire: Early Christian Monas- ticism and the Wildemess, Environmental Ethics, vol. 10 (primavera 1988), pp. 31-53. 61 Edward A rm strong , St. Francis Nature Mystic: The Derivation and Signifi- cance of Nature Stories in the franciscan Legend, Berkeley, University of California, 1973. 62 Bill D evall y George S essio n s , Deep Ecology, Salt Lake City, Gibbs Smith Publisher, 1985. 63 Ibid.
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